Ni idea dónde voy pero seguime

miércoles, 24 de febrero de 2010

No culpes a la lluvia, pero sí

Sí, la lluvia tiene la culpa. ¿De qué? De que la gente coma mal. Sí, estoy loco, pero igual tengo razón en esto. Seguime.

Hoy tardé 35 minutos para llegar a hacer un trámite. Es más, 30 fueron para hacer 10 cuadras, entre Plaza Italia y Pacífico. ¿Por qué? No había luz en Santa Fe y Juan B. Justo, calculo que por la lluvia. Pero tampoco había un policía para ordenar el tránsito. Se ve que se ocupan del tráfico nomás. El trámite me llevó 2 o 3 minutos.

Después viajé 30 minutos para llegar al médico. Esperé 60 minutos hasta que me hizo pasar; demoré 5 minutos adentro. Cuando salía, tardé 15 minutos para cruzar una barrera. No tengo muchas ganas de ponerme a sumar minutos pero claramente pasé más tiempo en viaje o en espera que haciendo lo que tenía que hacer. Y me puse a pensar, ¿no tendría que ser al revés?
Sentí que había usado mal mi tiempo. Mucho para llegar, poco para estar...

Me dije, bueno, pero cuando cocinás es parecido, tardás en preparar y comés en mucho menos tiempo de lo que tardás en comer. Obvio, cuando cocinás es más rico -en realidad asumamos eso, depende de quién lo haga- pero se entiende la idea. Ponele, hacer un puré de cajita con salchichas te lleva apenas más que comértelo.


Y comemos re apurados. Masticamos muy rápido. Tanto que a veces nos mordemos el cachete. Y cómo duele. Y están los que te hablan mientras comen, porque no quieren perder el tiempo. O te muestran lo que comen, no pueden esperar. Y no sabés qué cara ponerle... ¿Se mira la comida o se mira para otro lado? Está el que se atora y llora como si se hubiera agarrado un dedo con la puerta. Otros hacen ruidos extraños, agarran los cubiertos como cavernícolas o monos y los hay de los que no paran hasta terminar el plato y dejarlo brilloso como picaporte de edificio recién lustrado por encargado nuevo.

¡Por eso la gente ya no cocina! Te preguntarás qué tiene que ver la lluvia. Bueno, volvemos a empezar, llovió, se inundó todo, tardé en llegar, pensé que malgasté mi tiempo en vez de disfrutarlo por culpa de un maldito semáforo y pensé que lo mismo siente mucha gente cuando cocina (aparte comemos re apurados). Entonces porque llueve, se inunda y valoramos el tiempo que tardamos en llegar, no cocinamos. ¡Estamos al horno! Pedí delivery y si llueve que el pibe de la moto venga en kayak.

No hay comentarios: