Ni idea dónde voy pero seguime

lunes, 22 de febrero de 2010

Baldosa floja

Hay un tango que dice: "igual que baldosa floja salpico si alguien me pone el pie". Me gusta la frase pero no me gusta cuando eso me pasa. En realidad quiero ser honesto: me pone de muy mal humor. Más que eso, me caga el día.

Y me siento un tarado por permitir que una baldosa me arruine el día pero no lo puedo evitar. Es más fuerte que yo. Me da bronca, mucha bronca que me pase eso. Porque aparte en cuanto pusiste la punta del pie y sentís que se movió ya sabés que te va a mojar el pantalón. Te quedan todas las gotitas en la botamanga y en la zapatilla. Y no trates de esquivar la salpicadura haciendo un paso símil de rapero, porque podés terminar abierto de gambas como Kato el Ninja blanco de Lucha Fuerte, pero una distensión de ligamentos y un tremendo dolor.

Aparte de que me molesta mancharme, me irrita que me pase de nuevo. Ya me ha pasado y me seguirá pasando, porque soy torpe, pero me embola. Si ya se que va a pasar, ¿por qué no lo puedo evitar? Es como la profecía anunciada y solo puedo contemplar lo boludo que soy como para no poder evitar un poco de agua y una fucking baldosa.

Pero no es el único caso de situaciones que me enervan. La ley de gravedad me pone violento. Ya se que no es grave, pero me pasa. No me importa que algo se caiga. Ni siquiera que se rompa. Lo que me fastidia es que no falle. Hay un segundo, menos de un segundo, en el que sabés que se cae. ¿Viste que queda como suspendido en el aire y llegás a pensar -se cae-? Bueno, me enoja. Y a veces trato de atajarlo y termino pegándole un manotazo torpe y el objeto, a veces un vaso, vuela lejos y se estrella contra una pared. Y fue peor tratar de evitarlo que resignarse a que caía y se iba a romper. Y se rompió.

Ese tiempito de resignación donde sabés que no falla me molesta. Cae. Viene el agua, la sensación de la media mojada y el molesto chirrido que hacés al caminar después. Además de que nunca te pasa cuando estás por llegar a tu casa, te pasa antes de entrar al trabajo, cosa que tengas que bancarte todo el día con la media mojada y el pantalón salpicado que parece un dálmata.

Y la ley. La maldita ley que parece gozar con su infalibilidad. Nosotros fallamos, ella no. ¿Será eso lo que me molesta? Ah, ya se, como no puedo evitar que algo se vaya para abajo cuando se cae voy a evitar enojarme. O me voy a mudar a donde no haya gravedad. Ni baldosas.

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