Ni idea dónde voy pero seguime

lunes, 27 de septiembre de 2010

Street crush

Llegué temprano a la oficina.A veces está bueno, en especial los días de sol. Me gusta venir antes porque tengo unos minutos de calma antes de que llegue toda la gente. No es igual prepararme el mate y abrir la ventana mientras reviso los e-mails y tal vez escribo algo para el blog solo que con otras tres personas. Dos son compañía, tres son multitud.

Todo en paz, yo empezaba antes que el lunes y me acomodo mejor cuando es así que cuando llego y el día arrancó mucho antes que yo. De golpe una frenada, los pajaritos se callaron, pausa, ruido a cuellos que giran rápido como para ver un partido de ping pong -fsssss- y el cierre final con un "PUM". ¿Qué tiene de raro un choque en Buenos Aires? me dirán ustedes. Lamentablemente poco, pero lo que sucedió después fue más bien gracioso.

Me asomé a la ventana mientras pensaba que al menos no escuché ningún grito -o sea que nadie se lastimó- y vi cómo un señor y una señorita que cruzaban la calle en diagonal, a mitad de cuadra por supuesto, miraban con suma atención los autos que se habían abollado el uno al otro sin mirar hacia adelante.

Los dos peatones venían en sentido exactamente opuesto desde la vereda de enfrente a donde yo miraba. Formábamos una V siendo ellos los vértices y yo el angulito de abajo. Yo miraba a uno, al otro. Él, unos 40 bien llevados. Traje. Algunas canas, alto, flaco y con barba de 4 días y medio y 3 horas. Ella 30 y largos pero con un aire de adolescente encantador. Ojos marrones redondos y con más brillo que un picaporte recién lustrado. Era inminente que se chocarían mejilla con mejilla o cachete con cachete, sin pechito ni ombligo. ¿Se encontrarán? ¿Será esto el comienzo de una historia de amor que empiece de golpe? Yo podría ser el testigo del nacimiento de un amor de toda la vida. Qué bueno, qué buena manera de empezar una película. Son dos que se chocan por mirar un choque y se descubren iguales, curiosos, y se enamoran. Amor de golpe se podría llamar. Si la vendo a EE.UU le pongo Street Crush.

Sin saberlo, ellos se iban a unir en un abrazo involuntario apenas unos segundos después. Yo sabía lo que iba a pasar y ellos, protagonistas, no. ¡Como en una película! Van a tener 2 hijos, van a vivir en una casa de 2 plantas: una azalea y una Santa Rita. Él la va a besar apenas se miren de frente y se encandilen sus miradas. Me imaginé la frase sublime que él le diría; los diálogos.
- Galán maduro (la toma con fuerza con ambos brazos): Fue mi culpa, disculpame.
- Ella: No te preocupes, no es nada.
- GM: Pero te golpeé sin querer, me preocupa.
- Ella: ¿Fue sin querer? tenés cara de hijo de puta igual.
- GM (descolocado): ¿Perdón?
- Ella: Te estoy jodiendo. Para romper un poco el hielo.
- GM (respirando): Ahhhhhhhh. Pensé que lo decías de verdad. ¿Estás bien entonces? Me voy tranquilo...
- Ella: No, no. Esperá.
- GM: ¿Qué pasó?
- Ella: ¿Qué pasó? Chocamos. Tenemos que intercambiar teléfonos y eso, por el seguro ¿viste?
- GM (sin entender): ¿Segura que estás bien? ¿Te golpeaste la cabeza?
- Ella (sonríe): Sí, y perdí la memoria, ¿cómo te llamabas?
- GM: ¿De verdad me decís? ¿Te llamo un médico?
- Ella (suspirando de resignación): No, flaco, era otro chiste. Estoy bien.

Cada uno seguría caminando en la dirección en que venía. Yo tengo ganas de decirles que prueben de nuevo. ¡Con lo cuesta chocarse con el amor! Los que habían chocado ya se iban en paz y yo miraba la escena como un espectador de lujo. Los protagonistas de mi historia se detuvieron a mitad de la calle. Ella zapatea como hacen los chicos cuando tienen un berrinche y alcancé a escuchar algo de "¿por qué soy tan lanzada?". Y a solo 5 metros de ella, mirando para el otro lado y con la palma de la mano en la frente, él dijo con voz seca: ¡qué pelotudo! Bieeeeeeeeen, pensé yo. ¿Lo escuchó? Me parece que no. Uy, ¿qué hago, me meto? Me contengo; yo soy espectador acá, pero la gente grita en el cine "no vayas, es una trampa" o "siempre creí en ti Superman". Que sea lo que tenga que ser.  Ella lo escuchó. Se da vuelta despacio y su pelo se suspende en el aire como en un comercial de shampoo y le dice con voz de trola regenerada "empecemos de nuevo". Él sonríe como quien pasa el 7 de oro jugando al truco y ladeando la cabeza le dice "te invito un café, linda". ¡Qué capo! ¡Qué galán!

Todo esto habrá durado unos 5 o 6 segundos máximo. Me sorprende la velocidad con que uno puede hacerse la película. Chocaron, efectivamente. Pero las cosas no fueron como imaginé. Él se fue para un lado sin prestarle atención y lo único que dijo fue "qué cagada arrancar un lunes chocando". Ella lo reputeó de arriba a abajo y le echó la culpa por el día de mierda que había empezado. Creo que no había tomado su Activia de hoy.

Yo me alejé de la ventana y volví a trabajar.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La esperra

Esa tarde te esperaba solo en el sillón, como siempre. Acurrucado contra uno de los lados para dejar pasar al tiempo, que no quería irse. Miraba el techo para no ver la hora pero la impaciencia se sentó a mi lado. Traté de echarla, pero no hizo caso. Pensé que lo mejor sería ignorarla e hice de cuenta que no estaba. Ella me atacó de golpe, sin avisar. No me dio tiempo a reaccionar; en un instante me había invadido.

Tomado por sorpresa y rendido ante su fuerza, te esperé. Te esperé otra vez durante horas pero ahora con impaciencia. Me preguntaba dónde podías estar. Escuché I wish you were here y no pude evadirme porque venía de otra ventana. Quise dormirme, pero no podía dejar de pensar en vos. No quise comer solo. Te veía una y otra vez llegando a casa para alegrarme el día. Oía el tintineo inconfundible del metal de tus llaves que abrían la puerta de mi sala de espera. La cura de mi impaciencia, mi tedio y mi soledad.

Veía tu figura atravesando la puerta. Sentía el ruido de tus pies cuando te acercabas mientras yo levantaba la cabeza ladeada, como prestándote atención. Todo cambiaba por vos y la alegría echaba a patadas a la impaciencia hasta el día siguiente. Y pensé que ese día sería como siempre: es decir, un día como nunca. Pero aquella tarde no viniste por más que yo esperé. Primero me enojé porque pensé que me habías olvidado. Después me asusté porque supuse que te había pasado algo. Por último me resigné porque entendí que así habría de ser de ahí en más. Me habías abandonado.

Trabajosamente me desacurruqué y bajé del sillón. Di un par de vueltas por la casa siguiendo tu olor, pero no me llevó a vos. Caminé en círculos y me asomé a la ventana. Nada, ni señales de tu llegada. Volví sobre mis pasos, apaleado por la realidad, ahogado por la certeza de saber que ya no vendrías hoy. Tal vez nunca más. Tenía sed pero no había agua. No era invierno, pero tuve frío. Busqué mi manta y me eché a descansar sobre ella, envuelto en nostalgia. Cerré mis ojos y pensé en vos por última vez antes de dormirme.

La madrugada vino sin que la invitara. Llegó con el diario por debajo de la puerta como cada día. Me acerqué y te vi en la tapa. No entiendí lo que decía pero no puede ser bueno que estés allí, en el lugar donde siempre aparecen las cosas malas que le pasan a la gente buena como vos. Entendí que estaba encerrado y solo y tuve ganas de matarme. Busqué la correa para terminar con la agonía y entonces recordé que me habías castigado por mordisquearla. 

Me voy a quedar sentado frente a la puerta. Tal vez vengas hoy después de todo y pueda volver a perseguir gorriones en la plaza.

martes, 21 de septiembre de 2010

Moneda corriente

En el lugar donde trabajo compran el diario El Cronista. Tiene una cierta inclinación hacia los negocios, la plata y todo eso de lo que yo mucho no entiendo y cada tanto meten noticias que no son tan aburridas. El caso es que di vuelta el mismo y había un titular que decía "Brasil promete frenar el Real". No me había puesto a pensar en lo mucho que dicen las monedas sobre los países en los que circulan. Y sí, vamos a la lista. 

Aclaración: no vivo en los noventa, el Euro es demasiado generalizante.

  • España - peseta: el Diccionario de Autoridades de 1737 define la peseta como «la pieza que vale dos reales de plata de moneda provincial, formada de figura redonda. Desde mediados de 1800 hasta 2000 usaron la peseta. Nosotros cambiamos de moneda 6 veces en 100 años.

  • Alemania - marco: cuando tu economía es una pinturita, lo mejor que podés hacer es enmarcarla.

  • Rusia - rublo: tiene un águila de dos cabezas. No voy a hacer chistes con eso, me da miedito. Lo copado son las monedas más chicas, se llaman kopeks. "Eh loco, dame un kopek para la vodka".

  • Reino Unido - libra esterlina:Libra era la unidad romana básica de peso, que se derivaba del latín de "balanza". Una de las monedas favoritas de Cormillot. Cobra fuerza entre septiembre y octubre.

  • Varios - dólar: para mi sorpresa, el dólar no es de origen estadounidense. Viene de Europa, de la zona alemana y su nombre era tálero o Thaler -era una moneda de plata-. Se fue deformando su nombre hasta quedar en dólar. Varios países han adoptado el dólar como moneda. El color verde es por la esperanza. Por eso dicen "In God we trust".

  • Brasil - real: doble connotación, la realeza y la autenticidad. Falsificar un Real es fraude al cuadrado.

  • Perú - soles: tiene lógica, redondito como las monedas. Fuente de calor igual que el dinero cuando hay hiperinflación y no tenés más madera o carbón para quemar.

  • Argentina - peso: ¿cómo le vas a poner peso a una moneda? Fomentás el derroche. "Me saqué $1 de encima". "Tengo como un peso que me oprime el pecho", -sacate la billetera del bolsillo de la camisa-.El austral tenía mucha más onda.

  • Japón - yen: significa círculo. Bien claritos los japoneses. El tema es que se pronuncia "en". En círculo volvemos siempre al mismo lugar muchachos. Y aparte, ¿por qué tienen monedas redondas si los ojos son alargados? 
En la antigüedad se ponían dos monedas en los ojos del difunto para pagar el viaje hasta la tierra de los muertos. Creo que los que empezaron con eso fueron los egipcios. Con los orientales podría interpretarse tal gesto como para ahorrar, por los ojos de alcancía. Curiosamente, somos los occidentales los que tenemos el signo $ en los ojos toda la vida.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Perdón

Hace unos pocos minutos me desayuné con que hoy a la noche empieza el día del perdón. Para los que no saben de qué se trata, es un día de reflexión y recogimiento. Espiritual, malpensados. Como algunos feriados patrios no se celebra sino que se conmemora. Mucha gente hace el ayuno correspondiente y se pasa el día pensando hasta que suena el shofar.  Si me permiten la analogía, una especie de campana para ir al recreo a comprar el sánguche de jamón y queso. O bueno, de queso y queso.

El caso es que quería pensar qué me pasaría a mí si me tuviera que comer 24 horas de ayuno y encima pensar en todo lo malo que hice durante el último año. Primero que nada estaría de muy mal humor. Sacarme sangre me pone mal y son solo 8 horas. Y sí, no puedo tomar jugo de naranja a las 3 am. Ni comer shot a las 6.30.

Si ayunara para arrepentirme tendría mal aliento y solo pensaría en dos cosas: comer y cuánto falta para comer. Los que se arrepentirían serían los demás por haberse cruzado en mi camino con este aliento a dragón anoréxico.

Entonces no sé qué tanto me serviría porque si pienso en lo malo que hice y trato de arrepentirme mientras estoy de mal humor creo que podría ser contraproducente: en vez de arrpentido me volvería resentido. Por culpa de esto, eso y aquello ahora paso hambre.

Estar todo el día pensativo, casi sin hablar pensando en lo que hice. Me hace acordar a las penitencias de chico. Bueno, Dios y los padres tienen algo en común: se enteran de todo y si no se enteran alguien les buchonea. 

Como para las 4 ó 5 de la tarde creo que ya estaría desesperado. Metería comida en todos mis pensamientos. Me imagino algo como tendría que haber sido más paciente con la señora que me llamó 17 veces para corroborar que no era la veterinaria. ¿Seguro que no es? Uf, en vez de "estoy seguro de que no soy veterinario, vieja incrédula" podría haberle dicho, "si me traés medialunas te curo el cobayo y te revivo el canario". Ah y si me porto mal a lo mejor ligo un bife. Uno con papas fritas... mmm papas fritas.

Ya se acerca la primera estrella y van a tocar el shofar. Eso me libera para comer como un chancho, bueno justo como un chancho no. Pero puedo comer, comer y comer. ¿Y si me cruzo con una mina que está a dieta? Yo creo que la cago a trompadas. No llevo ni 1 hora puro y libre de pecados que ya empecé de nuevo. Y todo por culpa del hambre. Es peor el remedio que la enfermedad. 

Ah, puedo hacer el mal otra vez durante un año y arrepentirme 1 día. Epa, no está tan mal. 1 día me garantiza el perdón. Es negocio. Ahora, ¿justo un cuerno tienen que tocar? Digo, con eso de los mandamientos, no desearás la mujer de tu prójimo... ¿un cuerno muchachos? ¿Eso también se perdona con el recogimiento? Mejor corto mi reflexión acá.

¡Arrepiéntanse y vivirán! Y no se olviden, para poder arrepentirse antes deben haber pecado.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Los ninjas

En todo lugar donde haya más de 2 personas suele encontrarse un ninja. ¿Qué es un ninja? Mercenarios entrenados para la guerra en distintas "artes": el engaño, sabotaje, asesinatos y generar quilombos, por qué no. Los ninjas son expertos en armar pócimas, venenos y sus célebres cortinas de humo. Además son eximios en el tema del disfraz. No, no son modistas ni sastres.

Decía que es frecuente encontrarse con estos personajes, incluso en nuestra Argentina de comienzos del siglo XXI. Por supuesto que no andan con un sable colgado y la cara tapada, pero hay algunas señas que comparten con los simpáticos mercenarios nipones. Al servicio de mi comunidad, he aquí un listadito de indicios que permiten identificar a un ninja.

- Son sigilosos, andan por ahí y no sabés cómo pero se te aparecen por atrás de sorpresa. Generan 1 de cada 3 infartos en oficinas. (Fuente algún hombre ocioso que quiso construir una).
- Andan siempre por las sombras y nadie sabe realmente cómo es su cara. 
- Cuando se van, tiran una bomba para distraer, en general es puro humo.
- De vez en cuando, te tiran una patada.
- Andan siempre con ropa oscura para que no los vean en las sombras. 
- Les vendieron su diseño de calzado a Nike y ahora son empresarios.
- Comen arroz bastante más seguido que nosotros, occidentales comunes y corrientes.
- Van a la tintorería muy seguido (y no usan traje, es sospechoso).


La gente con espíritu ninja acecha por doquier. Merodean en tu oficina, se camuflan en tu familia y andan en motos Kawasaki.

Andá con cuidado y conseguite un amigo samurai que te defienda. Los ninjas están entre nosotros.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Instrucciones para escribir instrucciones

Ante la ausencia de ideas para su blog, siempre es un buen recurso apelar a la meta escritura. Es decir a la escritura sobre la escritura. Como exémplum de semejante técnica o método, sírvase usted recorrer estos breves párrafos a modo de ofrenda de quien escribe. Intentaré documentar, de una manera no demasiado científica ni confiable, cómo escribir instrucciones.

Encienda su computadora o siéntese a su Olivetti. Destruya el miedo a la hoja en blanco con un bonito signo de puntuación. Depende un poco de su carácter pero le sugiero una coma si es una persona calma, un punto si es terminante y los puntos suspensivos si el misterio es su cualidad sobresaliente. Para aquellos que se cuestionan la vida misma, recomiendo el signo de interrogación. De preferencia solo el de apertura.

Comience por el título del post. Intente hacer que se refiera a sí mismo. Analice el total de la acción desde su principio hasta el final y procure fraccionar en pasos todo lo necesario para realizar tal cosa. Recurra a un lenguaje menos coloquial que el habitual y procure eludir las palabras denominadas vulgares, soeces o también malas. Anote ideas, táchelas y reutilícelas. Lo que parecía correcto puede ser inútil o acertado en cuestión de tres trazos. Observe si al tachar comienza desde la derecha o desde la izquierda. Esto no tiene importancia alguna pero como cualquier acción de alguien que se precie de escribidor -escritores son pocos- merece al menos una mención.

Deje que las palabras fluyan aunque parezcan no conducir su escrito hacia ningún lado. No se preocupe si esto es lo que ocurre. Abra la ventanta y permita que la brisa haga su parte. A las palabras se las lleva el viento. 

Intente elaborar un chiste con alguna frase hecha para esbozar una sonrisa de quien lea lo que usted escriba. Anote y enumere sus observaciones. Las frases no deben exceder las doce o quince palabras. Esto es una arbitrariedad que debe respetarse a rajatabla a riesgo de ser considerado aburrido.

Lea lo que ha escrito sin proponérselo y exhale con satisfacción. Guarde el texto en algún cajón para que nadie lo vea o publíquelo en alguna parte. Aclaración: esta última elección no forma parte del proceso de escritura.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Instrucciones para escribir un post

Salga a la calle. Camine, mire y escuche. Déjese envolver por el murmullo y piérdase entre las viejas que van y vienen con bolsas ecológicas. Contemple el cielo sin pausa como si buscara en él algo fuera de lo común; un pato cubierto de hormigas, por ejemplo.

Preste atención a todo sin dejar de intentar abarcarlo todo. Baje la viste del cielo. Cruce la calle. Procure no pisar las líneas pintadas de la senda peatonal. No despegue el pie que se encuentra atrás sin antes haber apoyado el contrario. Esto le dará una apariencia completamente interesante e inncecesaria. Ambos atributos por igual. Al llegar al cordón, flexione sus rodillas tanto como éstas lo permitan, mantenga su torso lo más perpedicular al suelo posible, cierre los puños y empuje con toda su humanidad desde los talones hasta los glúteos hacia arriba y adelante. Una vez en el cordón gire sobre sus talones hacia el lado que prefiera, eleve sus brazos para formar una Y mire al cielo y exclame "¡Qué fiaca!". Repita esta acción la cantidad de veces que desee procurando sea un número de veces par. De esta manera se asegurará quedar de la vereda apropiada para regresar a casa a escribir.

Siéntese en su computadora y anote lo sucedido con las personas que cruzó en su camino. Las viejas con bolsas ecológicas, las nubes con formas extrañas, el acróbata de la senda peatonal que era usted mismo y la cara de sorpresa del chofer del colectivo que observaba su plasticidad entre franja y franja. Revuelva en el bolsillo interno de su memoria para rescatar todo aquello que dijeron sobre usted y su peculiar forma de cruzar la calle. Revise los fragmentos de conversaciones oídas al pasar entre viejas cargadas con bolsas ecológicas y relate las formas extrañas que haya encontrado en las nubes.

Si nada de todo lo anterior le da material, acuda a un buen escritor.

martes, 7 de septiembre de 2010

Soy un dislocado

De un tiempo a esta parte, no podría precisar qué tanto ni hace cuánto, sospecho que estoy dislocado en lo que a ciertas convenciones sociales se refiere. Si han leído otras entradas de mi blog -qué otra cosa más que entradas podría tener yo- habrán seguido este derrotero invisible que he trazado hasta el día de hoy.

He hablado sobre cómo me siento cuando me cantan el feliz cumpleaños -otro día les cuento sobre el feliz feliz en tu día-, qué me pasa con los velorios, pedir direcciones en la calle y alguna otra situación que requiere un trabajo de detective privado para con los protocolos. Es decir, seguirlos.

Bien, sucede que a veces yo me reconozco socialmente o convencionsocialmente dislocado. Eso no me impide comportarme de tal modo, conozco y uso esas reglas para no subrayar mi insanidad. Pero lo cierto es que me hacen sentir ridículo, tonto, falluto, aburrido, inseguro, angustiado, amaestrado, robotizado, incómodo y, por supuesto, pelotudo. Bah, MUY PELOTUDO. ¿Por qué me dirán ustedes? Bueno, tengo una respuesta que he elaborado luego de pensar mucho. Sí, aunque no lo crean pensé mucho. Miré Memento y traté de entenderla. Pensé y pensé, no pude. Me resigné y me puse a escribir este post.

En fin, creo que me siento así porque cuando debo comportarme dentro de ciertos cánones sociales me siento así. Me pasa lo mismo cuando tengo que vestirme de playmobil (llámese oficinista también). No me siento yo. Me siento trucho. Trucho conmigo mismo. Tan auténtico como mi Office 2007. Tan fiel como Roviralta.

Larga la introducción, quiero pasar a algunos ejemplos de la vida cotidiana en los que he expirmentado esta aborrecible sensación. Paso a enumerar.

1. En la "siguiente cita". ¿Va pico o mejilla? ¿Nunca se sintieron como una foca entrenada que tira el hocico hacia adelante y luego al costado?
2. Cuando alguien está muy orgulloso de algo que hizo, me pregunta mi opinión y a mi no me gusta o me parece directamente horrible. Me cuesta mucho mentir pero me consternaría decirle "me parece una cagada". Alguna vez intenté un "mirá, a MI no me gusta, pero hay público para todo y mi opinión no es importante". Hasta ahora nadie me dijo: "Si no fuera importante no te la hubiera pedido, ¿no te parece?". Pero bien merecido me lo tendría.
3. Charla de ascensor, escalera o lo que gusten con alguien a quien no soportamos. No estoy de acuerdo con que haya que conversar con quien no me agrada. No soy amargo, soy selectivo. ¿Un forrito? Puede ser, pero honesto conmigo mismo. Ya ni la falsa sonrisa me sale últimamente.
4. No me banco el "sí, sí, después hablamos". ¿Hablamos después cuándo? ¡Claridad gente!
5. Me generan mucho odio los pasitos de baile. No, ya sé que no bailo bien. Pero mal y predecible es peor.
6. En los velorios, no me gusta decir "mi pésame". No hablamos así. A lo sumo lo siento, pero se puede entender como que sentís el espíritu del finado ahí. Me dio cagazo che.
7. Responder a los "felices cumpleaños". Claro que hay buena onda en ellos, pero yo no hice nada por nacer, ¿por qué me felicitan a mí?
8. Los "¿falta mucho?" que no dependen de mí. No sé, no depende mí. "¿Pero falta mucho?"

Es más, ahora estoy tratando de buscarle un cierre a esto y no me gusta nada de lo esperable, así que esta vez me despido con un "gracias, vuelvas prontos".

jueves, 2 de septiembre de 2010

La concha de tu madre

¿Qué mierda quiere decir la concha de tu madre? ¿Invocamos a una vagina para insultar? La concha de tu madre, ¿qué? Tendríamos que especificar más porque si no es como decir "la pija de tu padre". ¿Y?

¿Por qué se supone que eso ofende? ¿Es un lugar sagrado porque venimos de ahí? Ni que fuera la cueva mística. ¿Es porque no se jode con los chicos y está llena de pendejos? De verdad, no entiendo el insulto. 

Tampoco es que lo mandás ahí. Si dijeras andá a la concha de tu madre de última lo estás devolviendo a donde nació. Tampoco es grave. Ni andá a cagar lo es. Es algo que hacemos todos ¿no? Menos las chicas de Activia, claro. Ahora, si lo mandás a hacerse coger por un animal (burro, mono, pato, oruga, elefante o ameba) podría sentirse ofendido/a. Es más, mandar a alguien a cagar puede ser un buen deseo. Mandarlo a la concha de su madre es... no sé, medio ilógico. Incluso si lo recalcás. Por ejemplo: "Andate a la recalcada concha de tu madre". ¿Una concha calcada? La mina se habrá muerto de risa con la hoja de calcar y el lápiz. 

Me parece que lo que insulta es la carga que le ponés a las palabras, no lo que decís. Lo que pasa es que si le decís a alguien "la oreja de tu tío" y resulta que fue sobrino de Van Gogh a lo mejor la trae consigo y te la quiere vender. O te pone el compact. Habría que probar con mandar a la gente a lugares lindos pero con la entonación del "la concha de tu madre". "Andá a comprar alfajores". No, no queda igual. Le falta algo. A ver así: "Andá a comprar unos jorgito al kiosco de tu tía". Tampoco. Pero ojalá vaya porque están buenísimos. Los rojos.

Ni que hablar si la madre del insultado tiene una colección de caracolas y conchas. ¿A cuál? te puede responder y sacarte de quicio. Es muy loco, pero al final es como decir "volvé por donde viniste" pero le metés las palabras concha y madre. Madre aparte. Nunca decimos madre. "Mi madre me dijo". No, mi vieja, mi mamá. ¿Madre? Madre dicen los españoles. "Andá a la concha de tu vieja". Ahí va queriendo. O "andá a la concha de tu mamá". Se va muy largo. La ligera mamá *la puta madre*, es difícil inventar nuevos insultos.

Será cuestión de estandarizar nuevas formas para renovar el ya bastardeado "la concha de tu madre". Ayúdenme a pensar, no sean hijos de puta.

Los dos espejos

No sé si alguna vez intentaron poner un espejo frente a otro. El efecto óptico/visual es infinito. Lo que ves se mete dentro de otro y ese otro dentro de otro y así hasta casi el infinito. Depende de la justeza visual de cada uno.

Fuera del fenómeno que me parece muy bonito, sorprendente y poético, hay otra cosa sobre la que me interesa pensar. Y tiene que ver con lo anterior pero se va un poco por la diagonal. Basta de misterio. Lo que me llama la atención es que cuando hay dos espejos frente a frente, uno dentro del otro y otro dentro de uno, no hay autoreflejo. ¿Qué quiero decir con esto? Bien, si nos miramos al espejo nos vemos reflejados. El espejo, como es un espejo, no. Lo que muestra es al otro espejo que muestra a ese primer espejo, etcétera.

Pensarán que estuve ebrio frente al espejo del baño para darme cuenta de eso y pensarlo. No, pero me hizo pensar en que a veces las personas nos comportamos como los espejos. Nos ponemos frente a frente y en vez de mirarnos en el otro lo reflejamos. Si el otro también nos refleja entramos en ese ciclo de reflejos infinitos que en definitiva termina en que ninguno de los dos se ve o se reconoce. Y en definitiva lo único que hay es una ilusión óptica. 

Como si fuéramos dos espejos en vez de dos personas.