Ni idea dónde voy pero seguime

martes, 23 de marzo de 2010

Gastronomía semántica

Tenía hambre y estaba desesperado. Miré a mi alrededor y no encontraba nada que pudiera comer. Resignado, casi desmayado pero sin otra alternativa viable, me comí un garrón. Me cayó pesado; todavía me cuesta digerirlo, pero me sacó la sensación de vacío que tenía. Aunque hubiese preferido un pedazo de vacío para llenarme. Por contradictorio que eso suene.

Después del garrón me di cuenta de que podría haber hecho otras cosas para amainar la sensación de hambre. Podría haber ido a jugar a la pelota y poner mucho huevo. No pasar la pelota y ser morfón. Hasta podría haber hablado huevadas sin sentido para por lo menos llenarme la boca con algo.

No se me ocurrió llamar a algún telemarketer y que me intentara vender algo, así me quedaba masticando bronca solo. Ni siquiera pude pensar en tirarme de la terraza para ver si me hacía puré. Ni hablar de ir a la playa, meterme al mar y revolcarme en la arena. Ya estoy grande para hacer milanesa.

Me lo tomé con soda. No podía ponerme a analizar cada posibilidad. Estaba ligth, ya no tenía azúcar y algo tenía que comer. Casi se podría decir que estaba al horno. Quise ir a un Shopping y buscar la entrada, pero desisití. Había mucha gente y me quedé en el estacionamiento. Busqué un auto chocado que estuviera hecho torta, pero nada.  La próxima vez busco un papel y me abanico aunque no tenga calor, así por lo menos recuerdo que alguna vez locomía.

jueves, 18 de marzo de 2010

Dime con qué cargas y te diré quién eres

Cada vez que te vas de vacaciones tenés que armar un bolso, mochila o valija. Creo que, y esta es una teoría absolutamente sin fundamentos, el modelo de equipaje elegido nos dice mucho sobre quien lo porta. Y no hablo de Hugo.

Aquél que elige valija - o maleta si quieren ser neutros como Suiza- es decidido. Toma la sartén por el mango y le gusta sentir que tiene el control de la situación. Tal vez haga zapping. Está acostumbrado a darle un cierre a las cosas y suele presionar para cerrar algo cuando cuesta. También cuando llanura. Salta encima de la valija para cerrarla aunque visite Jujuy. Si la valija tiene rueditas significa que tiene iniciativa. No es lo mismo tirar del carro que empujarlo. Preguntale a Mateo. Y si le pone candado es que algo reprime. O juega a la generala con su perro. Y desconfía. O puede que viva en Argentina y pasa por Ezeiza. Eso pasa a veces también.


Si alguien elige bolso es posible que sea de esas personas que todo lo generalizan. Y como tales no se puede confiar en lo que digan. Son todos poco confiables. Mete a todos en la misma bolsa y elige el bolso porque tiene diferentes opciones de carga. Léase: colgado de uno de sus hombros con la tira o en la mano con las tiritas. Nada que ver con tener frío porque si vas a la playa con bolso y en febrero igual tiene tiritas aunque hagan 35 grados a la sombra. Tiritar podría ser la acción de cargar un bolso. Incluso cuando hace calor. Los que usan bolso tienen balance aunque no sean contadores y alternan el peso entre sus dos hemisferios para no sobrecargarse. Poseen el equilibrio en sí mismos. Son como el muro de Berlín.
 

Los mochileros tienen espíritu más libre. Muchos tienen ascendencia judía o italiana. Por eso cargan con todo sobre sus espaldas en vez de balancearlo entre sus brazos o arrastrarlo. Es como un reflejo condicionado. Hacen rollitos con la ropa para aprovechar el lugar y no les importa que la ropa se arrugue. Llevan muchas bolsitas para guardar ropa y no sufren tanto cuando tienen que buscar el equipaje si viajan en avión porque la mayoría de la gente usa valija. Ojo, hay una sensación de inseguridad que se ve suplida con el espaldar de la mochila. El respaldo les da comodidad y seguridad. Si usan piloto para mochila cuando llueve son muy precavidos y seguro que también tienen curitas, no las compran cuando las necesitan. Igual que las aerolíneas que como son precavidas te ponen un piloto siempre. Aunque no llueva. 

miércoles, 17 de marzo de 2010

Cambio climático

Los cambios de temperatura me enferman. Literalmente. Llega esta época del año y tenemos un día con 33 grados y el otro con 17. En el trabajo no saben si prender el aire o la calefacción. Lo ponen en deshumidificador (o dry), le cambian la velocidad al ventilador. Se pelean. Digo yo, ¿y si abren la ventana y vivimos a temperatura exterior? Si estás en un edificio moderno cagaste. Ser moderno es respirar solo aire generado por un aparato. Y más de una oficina está llena de aparatos que respiran.

La cosa es que yo tardo unos días en aclimatarme. Bueno, casi literalmente. No me mata pero lo intenta. ¿Qué me pasa? Les cuento.

Día 1
Empiezo con una leve picazón en la garganta. Sí, es cierto que más de una vez me tragué un mosquito pero no es esa la razón. Dormir destapado es la causa. De transpirar de noche incluso con un ventilador que parece un helicóptero arriba de la cabeza pasás a dormir hecho una bolita porque te cagás de frío. Pero si bajás la frazada del placard te juego lo que quieras a que al otro día amanece con 26 grados.

Día 2
Sigue un poco de congestión. No mucha, pero te empiezan a picar los ojos. Tenés un poco de brillo y no viste ni ET ni la Lista de Schindler. Cuando te sonás la nariz se te tapan y destapan los oídos. Además de que sos punto de todas las miradas, como si uno lo hiciera por gusto. Ya se que es molesto, ¿qué quieren que haga? Ya estoy grande para limpiarme con las mangas del buzo. Además no hace el suficiente frío y todavía uso remeras de mangas cortas. Puaj.

Día 3
Soy una fábrica de mocos. Goteo como la canilla de la cocina a la que nunca le cambian el cuerito. Tengo chuchos de frío, siento que tengo fiebre. Hoy falto al trabajo. Hoy falto. Bueno, si me siento mal me voy antes. Me voy a tomar un té descongestivo. No hay cambio. Tengo un billete de $50 y vale $1,80. -¿Ay no tenés más chico?- me pregunta. Y yo pienso "sí, pero te quiero joder la vida, pelotuda". No, no tengo le digo con cara de pobrecito para ver si igual me vende el maldito tecito. -Es que justo me llevaron todo el cambio- me dice. Y le creo menos que a De la Rúa. Dejá, le digo a la tipa de la farmacia, puedo vivir así. Y mientras pienso, "ojalá que te quedes sin papel higiénico y no haya nadie cerca". Creo que la gripe me pone malévolo.

Día 4
Para el cuarto día me siento mejor. Se me paspó la nariz pero bien. Mi voz es muy graciosa y creo que a la gente le gusta escucharme hablar para divertirse. La clave para saber qué grado de congestión tenés es decir "una nenita". Prueben.

Día 5
Como para el quinto día ya pasó lo peor. Me aclimaté, duermo abrigado y mi voz vuelve a ser la de siempre. De siempre de los 14 en adelante en realidad. Ahora miro la temperatura antes de salir de casa y por las dudas llevo un abrigo livianito encima. No soy una montaña pero tengo cima.

Día 6
Estoy hecho un esquimal. Podría vivir en Alaska sin dramas. Respiro bien, no me duele ni me pica nada y hasta disfruto que duermo calentito. Miro el pronóstico, mañana van a hacer 27 grados. Voy a comprar pañuelitos.

martes, 16 de marzo de 2010

Inventen esto por favor

Hace unos días me comí un sánguche (nada de sandwich) de queso cheddar y lomito ahumado. Bueno, tal vez le iba mejor sandwich que sánguche. Era increíble. El saborcito del queso mezclado con el gustito ahumado del lomo... Mmm, me dan ganas de ir a comprarme otro.

Listo. Está buen... mo. Perdón, no se escri.. on ca llen. Pero está increíble. Busco un vaso con agua y sigo porque tengo una pelota de miga de pan que parece que me hubiera tragado el flotante del depósito del inodoro.

En fin. Todo este tema del sandwich me hizo pensar en que no tenemos ningún aparato para recordar sabores. El gusto y el olfato están desestimados en cuanto a memoria se refiere. Para revivir momentos tenemos fotos y videos que recrean la vista y el oído, pero no los olores y sabores. Inclusive la escritura permite recordar algo que vimos, recrearlo, pero pocos de ustedes se habrán tentado con mi descripción del sandwich. Bah, depende a qué hora hayan leído esto. A las 10 de la noche si no cenaste puedo escribir  e m p a n a d a  y se babean como el perro de Pavlov. Uy, mojé el teclado.

Lo que decía es que hay muchos olores que nos traen recuerdos. Quedan guardados en alguna parte porque al sentirlos otra vez te retrotraen a esa experiencia. Pero nos podés traer cuando querés, como una foto o un auto a control remoto. El olor a casa de viejo por ejemplo. Hace poco sentí ese olor a humedad mezclado con sillón viejo que es inconfundible. O el gusto del mate cocido en vasito de plástico como tomaba en el jardín de infantes. Cada vez que tomo en vaso de plástico un mate cocido me acuerdo del taller de carpintería de preescolar. Pero si quiero recrear ese gusto ahora no puedo. Ni siquiera de un marroc que como mucho más seguido.

Y lo mismo pasa con el olfato. No puedo imaginar un olor ni recordarlo. Sin el estímulo del olor mismo no puedo recrearlo. En cambio si recuerdo algo que me pasó puedo "verlo" aunque no esté frente a mi.

No se, me gustaría tener una cámara de olores o de gustos. Así podría coleccionar gustos de empanadas, de sánguches de miga (aunque el mejor lejos es el de huevo), combinaciones de cosas con chocolate (banana, frutilla, naranja, mandarina, dulce de leche, dulce de leche, dulce de leche) y cualquier cosa que haya comido o tomado y quiera revivir. Por eso si algún ingeniero lee esto le pido ¡inventen esto por favor!

viernes, 12 de marzo de 2010

Donde antes no había

Alguna que otra vez me pasó que empecé a notar cosas que antes no veía. Suele pasar, creo, a partir de que algo te toca de cerca, y el efecto es asombroso. Efectivamente te sorprende. Es como si por arte de magia existieran cosas que antes no viste. Pero estaban ahí, solo que no prestabas atención.


Las mujeres embarazdas son un ejemplo. ¿Notaron que hay más cuando te preocupa un atraso? Ves embarazdas y bebés por todas partes. Hasta te puede pasar que veas objetos "embarazados". Un árbol deforme, una mandarina con otra más chiquita pegada, etc. La mente nos juega bromas a veces.

Las parejitas felices, pegoteadas, aparecen como hongos después de la lluvia ni bien te peleaste con tu pareja. Te subís al bondi, vas al último asiento y nunca faltan dos grandulones que parecen adolescentes chapando adelante tuyo. Los mirás y pensás -qué boluda se pone la gente cuando está enamorada- o -ya se van a pelear por boludeces y se les va a ir el encanto-. O también te podés deprimir; depende de cómo te pegue el quilombo del día. Pero los ves de atrás, porque te vas al último asiento (la fila larga) y te sentás del lado de la ventanilla. El viento te pega en la cara y te sentís el protagonista de un videoclip. Y los de adelante tienen los labios hinchados como si los hubiera agarrado a piñas Tyson. 


Seguro sube una chica re linda y te mira. Y vos tenés la cara de un Gran danés cuyos dueños se fueron de vacaciones hace 1 mes. Mofletes más que mejillas. Y pensás ¿tanta cara de orto tengo que mira esta boluda? Y seguís mirando por la ventanilla pensando.


Otra típica. Cuando querés hacer dieta. En el laburo nunca llevan nada para comer. Pero si decidís empezar a cuidarte como por arte de magia empiezan a socializar con la comida. Medialunas, alfajores de la costa, del Sur y de Merlo. De Merlo provincia de Buenos Aires. Cualquier cosa de cualquier parte. Hasta hostias. Y te preguntás ¿qué le hice al cosmos para que me vuelva esto? Solo quiero adelgazar. ¡Ni siquiera, solo quiero no engordar! 

Te agarra la paranoia de que el Universo se confabuló para joderte, pero al ratito te das cuenta de que nadie es tan importante como para tanta atención. ¿O será que nos pasa a todos?

 

miércoles, 10 de marzo de 2010

"Me tiembla el paladar"

Tengo una amiga, no voy a revelar su identidad por envidia, que es muy graciosa. No solamente es graciosa sino que además lo es sin proponérselo. Ya se lo he dicho varias veces, me genera la más sana envidia. Mentira, ¡me enferma que sea graciosa sin esfuerzo! No, es broma. ¿Cómo hace para ser graciosa? Fácil, mezcla las palabras sin querer y logra resultados desopilantes.

Recuerdo una vez que jugábamos al Carrera de mente. Mucha presión, juego por equipos y alguien le pregunta -¿cuál es el único mamífero que pone huevos?-. Nervios, presión, tensión y ayuda. -Opciones: a. Ornitorrinco, b. Ballena, c. Caballo.-. Respuesta: "la ballena". Todavía hoy me pregunto cómo haría una pobre ballena para empollar un huevo en el fondo del mar e ir a tomar aire a cada rato.

Esta amiga me contó hace poco que cuando se pone nerviosa le "tiembla el paladar" (en vez del párpado). Una vez hicimos un asado y pusimos pechito con manta. A ella le encantó el "matambrito con colcha".Descubrimos que usa reglas nemotécnicas pero a veces se confunde. La colcha es una manta y tiene la ch de pechito que matambrito no tiene.

Otra vez le comentó a otra amiga en común algo sobre el "lugar húmedo donde se guardan cosas, la guardilla". Y el culto a los animales para ella es zoofilia.

Sus asociaciones son de alto vuelo. Recuerdo que comentábamos la vida de Guido Süller. Yo mencioné que había sido comisario de abordo. Ella preguntó la diferencia entre el piloto y el comisario. Alguien acota que en realidad la similitud es que están los dos en el avión y ella concluye: "ah ya se!, comisario de abordo son los policías que van encubiertos en el avión. (como en 24, una vez Jack estaba buscando al comisario encubierto....)". 


A una amiga suya le recriminó que su gato le había rasguñado "el muslo de la mano".


Y yo tengo que pensar mis chistes.

lunes, 8 de marzo de 2010

Como en el 86

Escuché por ahí una serie de coincidencias que harían pensar que se repiten las condiciones para que Argentina salga campeón del mundo en Sudáfrica 2010. Ojo, si empezás a sumar realmente podés convencerte de que todo está dado como para repetir la hazaña. A ver.

Las semejanzas más notorias son que están Bilardo y Maradona en el equipo. De hecho han diseñado las camisetas con un aire a las que se usaron en México. Todo suma. Creo que hasta le pidieron a Messi que dejara de afeitarse para emular la barbita crecida del Diego, pero hay quilombo con el sponsor que no quiere saber nada. Igual mucho no importa, mientras llegue afilado... En 1986 ganó el Oscar La historia oficial y ayer ganó El secreto de sus ojos. Alcoyana Alcoyana y Capri Capri. Ah, claro, y Tito Vázquez también era capitán de la Davis. Upa, cuanta coincidencia.

Vamos por las coincidencias no tan obvias (y más divertidas).
- Hay inflación.
- Hay desocupación.
- EE.UU promete que no atacará a su rival comunista (hoy Corea del Norte, en aquel momento la URSS).
- EE.UU dice que Fidel se va a morir pronto y el Régimen cubano caerá.
- M#n#m dice que será presidente.
- La tele está llena de gatos.
- Sube la nafta y escasea.
- Jugamos mal y hay muchos que dicen que vamos a salir campeones.
- Marzo tiene 31 días y julio también.
- Cafiero dice que él es el único peronista.

Bueno, los cabuleros dirán que sirve para motivar y que hay que creer o reventar. Ya me imagino a la gente comprando televisores Aurora Grundig para ver los partidos. Se van a poner de moda las radios a pilas con dial a rosca y ya no vamos a usar ni iPhone ni mp3 ni nada de eso. Lo que sea para ganar otra vez el mundial. Más de uno reflotará su sillón ochentoso y se sentará en el mismo lugar. ¿Y el gordo Muñoz? ¿Volverá a relatar Mauro Viale?

¡PUM!

Los pájaros carpinteros

Existen personas capaces de picotearnos la paciencia hasta agujerearnos la corteza cerebral. El bocho queda con un agujerito invisible donde podrías poner una pajita para tomar como si fuera un coco en la playa. Incansables con el pico,  no se detendrán hasta que de nuestro cráneo comiencen a manar todos los pensamientos y gusanos que hasta aquél momento circulaban dentro de él. Los pájaros carpinteros pueden taladrarte la cabeza hasta lograr que te duela. Te sacan el buen humor y las ganas de charlar.

Hay pájaros carpinteros que trabajan de mañana. -Buen día. ¿Qué tal? ¿Viste que calor? No parece marzo. Es insoportable. Para mi que es por el calentamiento global. Algo hay que hacer. Esto es una señal. ¿No hablás? ¿Te pasa algo? ¿Estás de mal humor? ¿Te pasa algo?-. Apenas masticás un "no, solo que todavía no me desper..." -Ah, porque como estás tan callado. Pensé que te pasaba algo- ¿seguro no? ¿Seguro? Mirá que me podés contar. Digo, si te pasó algo contame si querés, capaz que te puedo ayudar... Y vos pensás, sí, callate un rato.

Hay otros pájaros carpinteros que trabajan mejor de noche. -¿Qué hiciste hoy? ¿Cómo te fue? Contame. Contame. Dale, contame cómo te fue. Contame. No seas parco. Dale, contame-. "Bien, qué se yo." contestás con la mejor onda que te sale ante semejante ráfaga de preguntas. -Ah, y me lo decís así. No me querés contar. No te hagas problema. Si total...- "¿Total qué?" preguntás estúpidamente. ¿Para qué? Mejor te hubieras quedado callado. El pájaro carpintero no deja pasar oportunidad y escupe sin parar preguntas, frases, comentarios y frases hechas (son las que más le gustan) para seguir con su cometido, aturdirte. Sentís que tu cabeza se apaga. Se va. Se va. Se fue.

Yo he llegado a ver un puntito blanco sobre fondo negro que desaparecía hasta que directamente se va todo a negro. Y lo siguiente que recuerdo es que me decían -¿Y a vos te parece? Digo, cada uno hace lo que quiere, ¿no? porque es un país libre, ¿pero te parece? "Yo qué se".

Hay pájaros que trabajan todo el día. Mañana, tarde y noche. Por teléfono, internet, SMS y en persona. Taladran incansablemente a todos los que están a su alrededor. Tiki tiki tiki tiki. Te preguntan por Carlos, tu compañero de trabajo que no conocen; por su novia, los problemas de ellos, de sus padres y del kiosquero amigo del suegro. Cada dato, cada noticia es una punta para preguntar y hablar. Tiki tiki tiki. Y vos pensás "¿Cuándo jugaba la selección?". Tiki tiki tiki.

Más que pájaros carpinteros parecen las máquinas perforadoras de petróleo. Movimiento continuo sin piedad. Sin pausa. Hasta que el hilito de sangre te chorrea por el cuello. Sin remordimientos. Sin autocrítica. Sin descanso. Vos sos antipático, parco, antisociable o malhumorado. Ellos no son incisivos. Solo curiosos.

Los pájaros carpinteros están muy ocupados picoteando y el ruido no los deja pensar. Cuando se encuentran con otro, se picotean hasta ver cuál de los dos le perfora el cráneo al otro. Es una lucha sin cuartel donde sobrevive el más picoteador. No paran. Y ojo, porque si hay personas alrededor pueden resultar heridas. Se suelen ver estos duelos en acontecimientos familiares típicos como bautismos, navidades y aniversarios. Y ganará seguramente aquél que mayor capacidad pulmonar posea para lanzar frases sin parar ni a respirar. No se escuchan por supuesto. Vamos a recrear un "diálogo" típico:
- Sí, porque el país está como está por culpa de los que...
- Y yo le dije, a mi no me parece bien. Porque en la diez de última lo llamabas y le decías. Pero no.
- Entonces después no pidamos que los jóvenes se porten bien.
- Hay que dar el ejemplo.
- El ejemplo hay que dar, ¿qué vas a reclamar después si roban desde el primero hasta el último?
- Claro, y seguro que le robaron todo...
- Todo se robaron, este país era una potencia. Pero no han dejado nada. Todo culpa de...
- Y sí, siempre ha sido así, qué va a hacer... Es lo que nos ha tocado vivir.
- Vivir como se pueda, ¿no? ¿Qué otra nos queda?
- Claro, el tránfuga tenía otra por ahí. Son todos iguales...

Si tenés la posibilidad de presenciar uno de estos acontecimientos no intentes separarlos. Te pueden taladrar entre los dos. Girá sobre tus talones y rajá a tranco largo. Buscá un grupo para camuflarte y mantente en la tuya. Evitá el contacto visual, los pájaros carpinteros eligen por la mirada.

domingo, 7 de marzo de 2010

¿A dónde se va el tiempo?

De repente me di cuenta de que tengo recuerdos de cosas que pasaron hace más de 20 años. Si bien el tango dice que no son nada, debo decir que no estoy de acuerdo. La cantidad de cosas que vivimos en 20 años varía según las vidas de cada uno, pero sin duda son muchísimas. Y más de uno se pregunta "¿a dónde se va el tiempo?".

La verdad es que no se si el tiempo se va a alguna parte. No es una persona, no tiene cuerpo, ni auto, ni bolso o valija. El tiempo no es alguien, sino que es todos. Si cada uno de nosotros fuera un vagón, o un tren, el tiempo sería la vía. No se va, muchísimo menos se queda; pero pasa. Pasamos nosotros también, lo andamos. 

Es un poco lo que pasa cuando subís una montaña. Caminaste un rato largo cuando parás a tomar agua y te das vuelta. Ahí ves, desde un poco más arriba, todo lo que recorriste. Lo que viste y pasaste. Te asombra no haber sentido que recorrías, pero es así. Durante el durante no hay conciencia de lo que se hace. O no siempre. Y cuando parás y mirás, ahí tenés noción de lo que has pasado. 

"El tiempo vuela" dicen algunos y puede que tengan razón. O se escurre, como la arena entre las manos. No lo podemos agarrar, se nos va. Pero no se va sin dejar nada. Pasa a través de nosotros dándonos la posibilidad de quedarnos con algo. Aquello que hoy vivimos y hacemos es lo que mañana recordaremos. Lo que soñamos y no hacemos hoy, es lo que lamentaremos no haber intentado.

Por eso, quisiera pensar que el tiempo no se va a ninguna parte, sino que nos lleva. A veces a donde queríamos ir, a veces no. Pero siempre hay algo para ver, para aprender, para descubrir o para disfrutar. El tiempo no tiene sombra ni se ve hasta que ha pasado, como el viento. Y las personas no somos más que veleros. Algunos izamos las velas y nos dejamos llevar. Otros bajan las suyas y se quedan a la deriva. El viento no elige a cual empujar. Solamente sopla. Cada velero decide si sigue a la deriva o se deja llevar.
El tiempo no se va, nos lleva.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Autorretratos

Cuando era chico tenía un pasatiempo muy divertido. Miraba los autos y por las formas que tenían sus trompas o sus colas, les veía caras. Había algunos que parecían sonreír, como el Falcon de la década del 90, y otros que parecían enojados, como la trompa del Peugeot 504 (ceño fruncido).

Hoy se me ocurrió que, como los autos, las personas pueden ser posicionadas -o descriptas- por sus cualidades. Entre ellas, su semblante. Así, pensé: si yo fuera un auto, ¿cuál sería? 

Podría ser el Batimóvil, por mis iniciales y coincidencia nominal con el millonario Bruno Díaz. Podría ser algún auto descapotable, todavía no tanto pero denme unos años. Y sin dudas quisiera ser un 404: clásico, no del todo lindo pero con estilo.

Maradona podría ser una Chevy SS. Supo ser veloz y destacado. Ahora muchos lo idolatran por lo que fue, y otros lo desprecian a muerte. Andaba pegadito al suelo y cuando aceleraba se iba.

Pappo sería un Torino. Fuerte, idolatrado y hecho en Argentina. La Pradón podría ser la Fuego. Fue un ícono de los 90, deseada por muchos hombres y tiene muchos kilómetros pero seguro que todavía es rapidísima.

Jacobo Winograd podría ser un fitito amarillo. Adriana Salgueiro un Peugeot 405. Es elegante pero tiene un aire felino. Tinelli sería un Gol. Masivo, demasiado masivo. Varios periodistas podrían ser un Duna, se vendieron bastante bien.

Fabbiani un Gordini o también un Ford Galaxy. Pintaba para éxito y fue un fiasco. Panam, Adriana Aguirre y varias vedetongas serían  como el Renault 9 y el 11, de trompa son iguales pero cambia la cola.

Otras podrían ser como el Vivace, económicas y el baúl se abre re fácil. Y a veces van tan rápido que vuelcan.

Bilardo sería un Citröen Pallas (búsquenlo en Google, la similitud es increíble de perfil). Grondona un Falcon verde al que le robaron las 4 ruedas. Está enquistado pero nadie se anima a tocarlo. Gaudio es un Clio. Tuvo varias fases y es grande por dentro. Nalbandian es un Super Europa Iava, pudo ser número 1 pero está siempre en la joda.

Alberto F parece el Golf. Elegante, pasan los años y se sigue vendiendo. Palermo es un Renaul 12, nunca te deja a gamba. Vilas para mi es un 504, fue el número 1 y es reconocido por su fama. Monzón sería un 505 SRi, pura potencia y estilo. Y la Alfano, un Escort. Yuyito González una coupé Taunus amarilla, era la más rápida en los 80, y Olmedo un Fairline, es de los más grandes que hubo.

Guinzburg un mini cooper. Araceli y la hija un Siena y un Palio (son iguales pero uno es más grande) y María Amuchástegui un gasolero, el que quieras.

martes, 2 de marzo de 2010

El ojo de la discusión

Varias veces escuché la expresión "estar en el ojo de la tormenta". No la entiendo. Primero, las tormentas no tienen ni cara ni ojos. Tienen nubes, rayos y viento. Cuando algo te atormenta no te caen rayos encima, pero seguro que estás medio rayado y te titilan los ojos. 

Los. Claro, los ojos. ¿Por qué el ojo de la tormenta es uno? ¿Es una tormenta cíclope? El monóculo ya pasó de moda. Además no entiendo por qué se relaciona con la calma. Digo, el ojo dentro de la cara no representa la calma. Al contrario, es lo que más se mueve. Ponele que la boca se mueve mucho también, pero el ojo va rapidísimo y aparte se mueve nerviosamente. Entonces, ¿qué tiene que ver el ojo con la calma? ¿Y por qué 1 si todos tenemos dos?

Por lo menos hay frases que le ponen onda con la rima, "ojo al piojo" es una de ellas. Es picante. O, "me costó un ojo de la cara" porque fue un sacrificio muy grande lograr eso. Pero te queda el otro. Si estás en el ojo de la tormenta, ponele en los ojos de la tormenta, y te quieren decir que lo peor está por venir, ¿será que viene algo molesto? Como un mosquito que se te mete; una pestaña que no podés sacarte o incluso ponerte gotas, con la impresión que me da. Ojo, puede ser que te vayan a dejar pupila. Por las dudas no parpadees y mirá todo a tu alrededor. Iris no es de confiar. 

También se habla del ojo de la cerradura. A lo sumo el cosito para mirar por la puerta se podría llamar ojo de vidrio. Y el ojo de una aguja, bueno ése lo doy por bueno, tiene forma de ojo y hay miradas que son punzantes.