Ni idea dónde voy pero seguime

miércoles, 17 de marzo de 2010

Cambio climático

Los cambios de temperatura me enferman. Literalmente. Llega esta época del año y tenemos un día con 33 grados y el otro con 17. En el trabajo no saben si prender el aire o la calefacción. Lo ponen en deshumidificador (o dry), le cambian la velocidad al ventilador. Se pelean. Digo yo, ¿y si abren la ventana y vivimos a temperatura exterior? Si estás en un edificio moderno cagaste. Ser moderno es respirar solo aire generado por un aparato. Y más de una oficina está llena de aparatos que respiran.

La cosa es que yo tardo unos días en aclimatarme. Bueno, casi literalmente. No me mata pero lo intenta. ¿Qué me pasa? Les cuento.

Día 1
Empiezo con una leve picazón en la garganta. Sí, es cierto que más de una vez me tragué un mosquito pero no es esa la razón. Dormir destapado es la causa. De transpirar de noche incluso con un ventilador que parece un helicóptero arriba de la cabeza pasás a dormir hecho una bolita porque te cagás de frío. Pero si bajás la frazada del placard te juego lo que quieras a que al otro día amanece con 26 grados.

Día 2
Sigue un poco de congestión. No mucha, pero te empiezan a picar los ojos. Tenés un poco de brillo y no viste ni ET ni la Lista de Schindler. Cuando te sonás la nariz se te tapan y destapan los oídos. Además de que sos punto de todas las miradas, como si uno lo hiciera por gusto. Ya se que es molesto, ¿qué quieren que haga? Ya estoy grande para limpiarme con las mangas del buzo. Además no hace el suficiente frío y todavía uso remeras de mangas cortas. Puaj.

Día 3
Soy una fábrica de mocos. Goteo como la canilla de la cocina a la que nunca le cambian el cuerito. Tengo chuchos de frío, siento que tengo fiebre. Hoy falto al trabajo. Hoy falto. Bueno, si me siento mal me voy antes. Me voy a tomar un té descongestivo. No hay cambio. Tengo un billete de $50 y vale $1,80. -¿Ay no tenés más chico?- me pregunta. Y yo pienso "sí, pero te quiero joder la vida, pelotuda". No, no tengo le digo con cara de pobrecito para ver si igual me vende el maldito tecito. -Es que justo me llevaron todo el cambio- me dice. Y le creo menos que a De la Rúa. Dejá, le digo a la tipa de la farmacia, puedo vivir así. Y mientras pienso, "ojalá que te quedes sin papel higiénico y no haya nadie cerca". Creo que la gripe me pone malévolo.

Día 4
Para el cuarto día me siento mejor. Se me paspó la nariz pero bien. Mi voz es muy graciosa y creo que a la gente le gusta escucharme hablar para divertirse. La clave para saber qué grado de congestión tenés es decir "una nenita". Prueben.

Día 5
Como para el quinto día ya pasó lo peor. Me aclimaté, duermo abrigado y mi voz vuelve a ser la de siempre. De siempre de los 14 en adelante en realidad. Ahora miro la temperatura antes de salir de casa y por las dudas llevo un abrigo livianito encima. No soy una montaña pero tengo cima.

Día 6
Estoy hecho un esquimal. Podría vivir en Alaska sin dramas. Respiro bien, no me duele ni me pica nada y hasta disfruto que duermo calentito. Miro el pronóstico, mañana van a hacer 27 grados. Voy a comprar pañuelitos.

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