Ni idea dónde voy pero seguime

lunes, 28 de diciembre de 2009

El balance

Se me termina el año. Quiero hacer un balance antes de que el año termine conmigo así que voy a la librería a comprar hojas de contabilidad para hacerlo. Nunca entendí por qué se llaman asientos contables. ¿Cuál es la fijación de los contadores con las posaderas? Asientos y bancos por lo menos tienen.

Volví, no había hojas para contabilidad, así que voy a usar una servilleta que encontré tirada en la vereda. Menos mal que hay gente que no está conforme con su papel en la sociedad y lo devuelve para vivir en suciedad. Voy a empezar a anotar lo bueno y lo malo del año que se va. Chau año, no, esperá un cachito que ya termino.

No cumplí mucho de lo que me propuse. Bueno, en realidad no sé porque no me acuerdo qué me propuse. Ya pasó un año y me olvidé. Este año lo anoto, juro que lo anoto. Dieta no, idioma, estoy en eso. Instrumento musical sí, sí, seguro que sí. Algún viaje. En bondi por lo menos, media distancia ya cuenta.

Qué cosa, con el pasar de los años aprendí a no mentirme más. Voy a hacer lo que tenga ganas y el año que viene para esta época veo cómo me fue. Si igual no soy una empresa, ¿para qué quiero un balance? No, qué quilombo. Mirá si viene la AFIP a reclamarme por todo lo que hice. O peor, por lo que no hice. Me imagino una notificación que diga "intimamos a usted a cumplimentar la realización de sus objetivos formulados con fecha enero 2009 donde indicaba una insaciable voluntad por bajar de peso...". Y seguro que me piden un formulario que no consigo. Y aparte, ¿cómo van a controlar lo intangible? Si la declaración patrimonial de sueños no se puede inventariar. Pfff esto me agota.

¿Tendré que contratar a un contador para hacer un balance? ¿Tendré que llevar mi balance en un diskette 5 y 1/4 a algún organismo? Ah, pero empecé a escribir este blog. ¿Me cobrarán por producir algo en la gente? Mínimo que me den un subsidio porque es industria nacional.

Podría hacer el balance por rating. Cada mes un rating diferente según lo que me pasó en 2009. Enero y febrero muy poco. Vacaciones, buen resultado. Marzo, mucho laburo, se nos cae el minuto a minuto, se va la pauta, nos quedamos sin anunciantes, amenazan con levantar el programa. No che, el programa es mi vida. No, no me gusta nada este sistema. Quiero algo menos estresante.

¿Y si llamo al jurado de Tinelli? Ellos me pueden dar un puntaje por mi año. Pero si no hay locas, trolas y guita de por medio no van a venir. ¡Ah! ya sé, la gente de la fundación Nobel. ¡Si a Obama le dieron el de la Paz a mi me pueden dar el de Ginebra!

Ok, voy a terminar porque se me acaba el papel. Mejor dicho hay una mancha de queso y no puedo escribir sobre queso y mayonesa. Chau año, ojalá me hayas disfrutado como yo a vos.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

Nunca me gustó mandar tarjetas y saludos para las fiestas. Tengo mis razones, tuve una mala experiencia. Hace algunos años, creo que 4, mandé una tarjeta por correo y nunca llegó a destino. Mandé mi Visa Gold, no llegó y encima tuve que pagar un LCD que nunca disfruté. Todo mal.

Aparte eso de mandar emails me parece que no corresponde. Porque todos decimos lo mismo: feliz año, que empieces bien, etc. Más allá de la intención es una frase hecha. Y nadie manda mails diciendo "Está pesado el clima, ¿eh?" o "Hace mucho que no llueve, está insoportable". Entonces, si ya sabemos que hace calor. Si sabemos que deseamos felicidades, ¿para qué lo exteriorizamos? Protocolo, código común, qué se yo.

Y la Navidad tiene muchas cosas estacionales, que solo suceden en esta época del año. Los deseos, las tarjetas, los regalos empresarios, el arbolito, el pesebre, la sidra, el turrón y el vithel thoné. Ah y los huevos rellenos. Sí, re llenos de que todos los años sea igual. ¿Por qué nunca una navidad temática. Ponele, 2010 hacemos la navidad coreana. Estudiamos sus costumbres y festejamos a lo coreano. Digo para variar un poco.

Hay cosas que ya son costumbre y si no pasan no se si son las fiestas. Son requisitos como ser:
- Pan dulce con frutas feas que todos dejamos (pero nadie se anima a comprar solo con chocolate por miedo a ser tildado de infantil).
- Sidra, Ananá Fizz y hace algunos años el de fresas.
- Tío borracho desde temprano con la espalda transpirada.
- Ruido, mucho ruido en el lugar donde estés.
- Ensaladas olvidadas en la heladera.
- Más variedad de comida de lo que uno puede probar sin terminar hospitalizado.
- Promesas para el año venidero que caducarán para mediados de febrero. Por ejemplo: aprender a tocar un instrumento, bajar de peso y llevarse mejor con la suegra.

Igual lo más loco de la Navidad es que cuando sos chico toda la ansiedad pasa por los regalos. Cuando crecés por que sean las doce y brindar. Pero siempre disfrutamos esa ansiedad. Como terminaste de comer tarde tenés que cortar el turrón a lo bruto, mientras masticás el matambre relleno le das con el Tramontina al turrón duro. Y jurás que el año siguiente vas a comprar del blando que se corta más fácil. ¡Vamos que son las doce! ¡Son las doce! ¡Llamá al 113 para ver si son! Y siempre alguno llama. O prende la tele. ¿Y si son qué? ¿Qué pasa si brindás a las 0.01 horas? ¿Se ofende papanuel? ¿Dura 1 minuto acaso la navidad? Y ahí sí, empiezan los fuegos, pim shuuuuuuuuuuuuuuuuu zazazaa taratá.

Ya pasaron las doce, ya mandaste mensajes a todos los que querías saludar y no están ahí, abrazaste a los que no querías abrazar y estás pensando a qué hora no queda mal irte. Y cuando te vas pensás, menos mal que es una vez por año, el año que viene hago otra cosa.

martes, 22 de diciembre de 2009

La pulga y las hormigas

Hace unos días vi una peli pasatista sobre una colonia de hormigas que encoge a un chico que las atormenta para que deje de ser una amenaza. Lo juzgan y el castigo que le imponen es aprender a ser hormiga antes de poder volver a su vida humana. ¿Qué significa eso? Lo ponen a laburar para la colonia. Al principio se resiste y en todas las actividades se corta solo y le va mal. Y le va mal a su grupo.

Poco a poco descubre que si hace cosas que benefician al grupo, él se beneficia, porque es parte del grupo. Y que además se puede divertir. Aclaración, la colonia de hormigas es regida por una hormiga reina y esperan la llegada de una especie de mesías también. Pero mientras tanto van todos juntos para un lado.

Messi le hizo un gol de pecho a Estudiantes en la final del Mundial de clubes y gritó el gol . Él, que es "un pecho frío". Él, que es "una mentira del marketing". Un nene egoísta que solo juega cuando las cosas se hacen como quiere él. Justo el más egoísta según muchas voces argentinas. Salvando las distancias me puse a pensar que en este caso el nene caprichoso es el mismo. Digo, el que juega en el Barcelona y gana todo con su equipo que el que no hace nada en la selección. ¿La culpa es de la hormiga o la colonia tendrá que ver? ¿Por qué en Barcelona no se pone en estrella y le da la pelota a sus compañeros? Me parece que a pesar de haber nacido en Argentina efectivamente él se ha hecho catalán. Porque un argentino no piensa en grupo. Piensa en sí mismo. Ah no, cierto que somos solidarios.

A diferencia de esta colonia de hormigas de la que hablaba antes, los argentinos creemos y esperamos que la salvación venga de uno. Sea Messi, Maradona, Lavagna o Cavallo, siempre pensamos que con que uno solo haga lo que tiene que hacer nos salvamos todos. Además de fantástico el razonamiento es cómodo. Facilista. Messi no se cree el mesías. No le gusta que digan eso porque sabe que las cosas así den resultado. Yo me pregunto, ¿el que le echa toda la culpa a Messi no es individualista?

No descubro nada si digo que el Barcelona es el mejor equipo del mundo. Pero sin dudas es un equipo de hormigas. Cada uno conoce su rol, su función y lo que se espera de él. Dejan de lado su individualidad para cederla al protagonismo del equipo. Y tienen un líder que saca lo mejor de cada uno.

La selección argentina de fútbol tiene uno de los mejores planteles a nivel técnico. Pero no es uno de los mejores equipos. ¿Por qué estas hormigas funcionan bien en sus colonias pero no en la selección? ¿Por qué le echamos la culpa a Messi de todo y a la vez esperamos que sea él quien salve al equipo? ¿Cuál será la raíz que tiene este razonamiento monoteísta y todopoderoso?

En una de esas nos cuesta reconocer que no hacemos nada para que la realidad cambie. Pero siempre le reclamamos a otro lo que nos toca vivir. Yo, argentino.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Amigo invisible

Esta nueva tendencia surgió hace algunos años pero no tengo ni idea dónde. Consiste básicamente en tener un beneficiario que no sabe de nuestra identidad y recibe regalos, pistas para desorientarlo sobre nuestra identidad, etc.

El amigo invisible tiene cualidades sorprendentes:
- recibís regalos de gente que tal vez no te regalaría nada
- hacés regalos a gente a la que no le regalarías nada
- jugás un poco con el misterio amparándote en la clandestinidad (así empezó Manu Chao)
- te salvás de gastar tanto en Navidad

Todo perfecto con esto de regalar, recibir, etc. Pero yo me pregunto ¿alguien le pidió permiso al hombre invisible? ¿Cómo? Le tendrías que dejar una notita en alguna parte (la puerta del vestuario de chicas si yo fuera así de afortunado) porque si tratás de hablarle estaría hablando solo por todos lados y moviendo la cabeza como Stevie Wonder cuando canta.

Otra vez, no puedo ser de otra forma, me pregunto por qué no hacemos invisibles otras cosas. El amigo invisible no sirve. Mejor sería por ejemplo el jefe invisible. Que no sepamos que está ahí y que escuche todas nuestras críticas despiadadas sin censuras. Pero que no pueda hacer nada al respecto para no develar su condición de invisible, si no lo que sería invisible sería el sueldo de cada uno.

¡El celular invisible! Que lo tengas que encontrar por el ruido. La heladera invisible, cosa que toda tu comida, en mi caso botellas de agua, aparezcan como flotando en el aire. El auto invisible, ya lo tuvo James Bond, lo sé, sería bueno para quienes no se acuerdan dónde estacionaron. A mi me pasa. Si fuera invisible tendría una excusa para no encontrarlo. Otra excusa más que pensar que soy un gil.

¡La remera invisible! Los anteojos (no es lo mismo que las lentes de contacto, a mi me da impresión tocarme los ojos), la TV invisible, que solo se vea lo que hay en pantalla cuando está encendida...

Y la gente por supuesto, no solo el amigo. El boludo o la forra invisible también. Esa gente a la que alguna vez le hemos dicho "no te quiero ver más". Bueno, plin, botón y listo. Sí, ya me imagino lo que están pensando. ¿Por qué no escribís un blog invisible?

Quizás ya lo hice, pero no tienen forma de saberlo.

Cotidiano y reversible

Si tuviera que hacer esto por obligación, me vería con la presión de tener que llenar una página de palabras. Me pone muy contento pensar que es exactamente lo contrario: me llena poder escribir sin tener que hacerlo.

A veces invertir la lógica de las cosas que hacemos puede resultar maravillosamente renovador y placentero. Cuando logramos que cada acción sea un fin en sí mismo. Cuando no todo se hace para otra cosa y se puede disfrutar el ahora sin pensar el después. Cuando el ahora dura más que un ya. Hay que probar.

Les propongo un ejercicio muy simple: piensen en cosas que hacen solo por hacerlas. Por ejemplo, ¿a alguien le gusta esperar el colectivo o el tren y que tarde? Supongo que no, salvo que no haya deseos de llegar a ese lugar al que nos lleve. ¿Quién espera el colectivo por esperarlo? No hay ninguna satisfacción en hacerlo, a menos que puedas lograr que esperar sea lo que te haga feliz. O subirte e ir hasta el final del recorrido sin tener que ir a ninguna parte. ¿Lo hacemos? Sin cálculos ni expectativas, solo para ver qué pasa.

Otro ejemplo pero del otro lado y muy cotidiana también. Tomar mate. ¿Alguien toma mate por obligación? ¿No les gusta prepararlo, sacarle el polvo a la yerba y tomar unos mates riquísimos? Seguramente. El mate es el fin, cebarlo y tomarlo. Disfrutarlo. O un asado. El que llega para comer se pierde lo más lindo, el durante. Porque va a comer, no va a hacer un asado. Llega, come y se va. No comparte, no da. No recibe.

Entonces pensé: ¿será que aquello que disfrutamos en el hacer, el durante, nos hace más felices que lo que hacemos en pos de otra cosa? ¡Qué pregunta!

No puedo evitar acordarme de una clase durante mi época de estudiante universitario. Comunicación I. Aula 201 al mediodía y Alicia Entel que nos habla sobre el mito de Odiseo y su relación con el Capitalismo. ¿Qué? Sí. El tipo, atado al mástil de su barco y con cera en las orejas para no ceder ante la tentación de las sirenas. ¿Por qué? Porque su objetivo final era otro. No disfrutar, no dejarse ir. El viaje era necesario para llegar a los brazos de su amante. Él mismo se priva por obligación. Se posterga la realización del deseo hasta llegar. Se no-disfruta ahora para -¿disfrutar?- después. Pero si tenemos la zanahoria colgando delante todo el tiempo ¿cuándo se llega?

¿No será que vivimos con la zanahoria colgando delante? ¿Será que hacemos muchas más cosas que son medios para otras y no fines en sí mismos? Trabajar hoy y mañana para tener pasado mañana. Guardar el buen vino para una ocasión especial en vez de convertir al vino en especial a partir de que la ocasión sea especial. Tomar sol porque te guste y no para estar bronceado. Hacer por ganas y no por lo que vendrá después.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Mentime que me gusta

"Si te digo te miento", me dijo. ¿Cómo es eso? Claro, si me dice, me miente. Si no me dice, no me miente. Y sí, pero no me dice. ¿Y qué no me dice? La mentira. O sea que se calla la verdad. Omite la verdad. Y tal vez por eso el que calla otorga. ¿Y omitir la verdad acaso no es mentir? Si me pongo polarizado (y no me refiero a oscuro) todo lo que no es mentira es verdad y viceversa. Ah, los famosos grises.

Yo pensaba que los grises eran los osos, pero también hay otros. Y está bien que así sea, porque la vida sería demasiado extremista si todo fuera blanco o negro. Pero el tema de la amplitud mental, como todo en la vida, tiene límites. ¿Por qué? Porque no cualquiera te acepta un gris. Si, por ejemplo, viniera una mujer de tu pasado (les hablo a los hombres) y te dijera que tal vez tiene un hijo/a tuyo, ¿aceptarías un tal vez? Hay cosas que son o no son. Sí o no. ¿Sí o no?

Imaginen qué pasaría si cuando un juez o un cura, según su fe preguntase en un casamiento si acepta por esposo/a a XXXX y quien contesta dijera "y... no sé, a veces sí y a veces no". Pasaría de claro a oscuro más rápido de lo que se puede pasar de Claro a Personal o a Movistar.

Es que responder preguntas y salir jugando elegantemente es un arte. Hay quienes tienen diplomacia y quienes se hacen pomada. Y después del Timboi ya nadie lustra los zapatos. Más bien sos un zapato si los lustrás. Y la pomada en un comienzo era negra. ¿Y la Wassington qué colores tenía en su latita? Correcto, como el alfajor de Bagley.

Trabajo en blanco o trabajo en negro. Ahí viene el negro, lo tienen de blanco para sus bromas. Nunca un pibe al que le digan el gris. Nunca un objetivo que sea relativo, secundario, terciario (no pido ya universitario). Lo poco gris que conocí fue el tango. El tango Gris, y el género, que tiene cosa de mezcla gris, como el cemento que gira. Como la barra de scroll de la pantalla de la compu, que es el límite entre la ventana y el afuera. La frontera.

El gris separa afuera y adentro. Une edificios, tierra y aire. Intercede entre el sol y la lluvia. Equilibra el universo. Hasta los osos grises son un intermedio entre los polares y los negros. No como el panda que parece un tablero de ajedrez sin fichas.

Así que la próxima vez que alguien me diga "si te digo te miento" le voy a contestar "ok, te acepto un gris".

¿Para qué te vas a complicar?

Me puse a pensar en frases que escucho cada tanto y que me hacen pensar sobre lo que hago con mi vida. Y creo que a todos nos pasa a veces. Acá voy a ver qué sale.

"No sé qué quiero pero se lo que no quiero" decía Calamaro en una de sus canciones. Tan cierto como que el sol sale cada día desde el Este y se pone por el Oeste.

"La vida es eso que se nos pasa mientras planeamos qué hacer con ella" (o algo muy parecido) dijo John Lenon. También se te pasa mientras lo decís o lo leés.

"Lo importante no es llegar a la meta sino el recorrer el camino hasta ella" (habría que ver si sabemos reconocer cuando llegamos o nos pasamos de largo). A veces sí. Por ejemplo, hacer la cola en cine está bueno. No es taaaaaaaaaan bueno como ver la peli (depende de lo que veas) pero suele estar bueno. Porque es un estado de tranquilidad previo al objetivo que buscás.

Y pensé que si pudiéramos aprender antes de cometer los errores seríamos perfectos y aburridos. Y me di cuenta de que la vida no tiene sentido. Lo que tiene sentido es vivir.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Un solo botón


Hablaba con una amiga sobre su primer lavarropas y me puse a pensar en la cantidad de botones que tienen los electrodomésticos hoy en día. El suyo, por ejemplo, tiene como 34 programas de lavado. ¡Ni te alcanza la vida para conocerlos y aprender a usarlos! ¿Qué hacemos todos? Apretamos el botón de inicio y listo. Lo mismo pasa con el microondas: que grill, que onda convexa, que bandeja giratoria de poliprotochotoleno y qué se yo que más para que uno presione, siempre, el que dice calentar rápido. ¡Ráaaaaaaaaaaaaaaapidoooooooooooo!

El que se calienta rápido es el que se esmeró pensando qué programas ponerle al aparato. Porque seamos justos, es jodido pensar las funciones de algo que no existe. Me imagino un brainstorming entre ingenieros desarrolladores de microondas diciendo "che, ¿por qué no le ponemos un programa para calentar choclo?" y otro contestando "claro, porque la densidad del choclo es un 5% más alta que la de las arvejas, con solo modificar el programa P6 arvej lo hacemos" y zas, te agregaron un botón y te cobrán esa función un 20% más. Y los que hacemos comunicación entramos en esa y lo describimos como "el primer microondas que eleva la temperatura del maíz hasta su punto justo para que no pierda nutrientes y vitaminas". Y cuando alguien compra el aparato en su puta vida calienta choclo. Y si lo hace usa el programa P6 arvej y le queda igual que con el programa recién inventado: ¡caliente!

Qué manía esto de comprar cosas que pueden hacer miles de cosas pero las usamos para una sola. Y siempre la misma. Microondas, heladeras con TV, multifunciones, celulares que son cámaras de fotos, agendas, reproductores de música y por poco control remoto. De verdad, ¿quién lee los manuales para ver qué pueden hacer sus aparatos? Y encima tienen cualidades que los vuelven caros pero que no son útiles. Pongamos por caso el lavarropas de nuevo. ¿Por qué ninguno te saca la ropa planchada? O cosida. O que se cuelgue sola en la soga. No, te ponen el programa pendorcho azul para que tu ropa no sufra el percudido y para contrarrestarlo tenés que hacerle una carga de oxígeno y helio mezclados con azufre de Vancouver que te cuesta más caro que comprarte otra remera negra.

Pero bueno, las cosas están hechas por personas y en definitiva se nos parecen. ¿O acaso cada uno de nosotros no es capaz de hacer miles de cosas y terminamos haciendo siempre lo mismo?

jueves, 10 de diciembre de 2009

No somos nada


"No somos nada" se puede escuchar en un montón de situaciones pero es, sin dudas, frase de cabecera en un velorio. Existen muchas de estas frases de bolsillo a las que apelamos en un momento en el que no hay mucho para decir, y hay temor a decir algo que no sea adecuado para ese momento. Entonces uno mete la mano en el bolsillo, revuelve un poco, y a tientas saca algo.

No importa demasiado la profundidad de la misma. Es más, cuanto más remanida mejor. Más segura. Menos riesgo de meter la gamba. Por eso es preferible tirar una "qué cosa eh, hace un mes lo vi bárbaro" antes que un "¿la gente de las casas velatorias hará guardias o tendrá turno fijo?". Y no es que esté mal preguntar eso, pero hay momentos donde la pregunta no tiene lugar. Por inocente que sea. Obvio que hace un mes estaba bárbaro en comparación, ¡estaba vivo y ahora está pálido y frío, boludo!

Es más, yo creo que uno va por la vida aprendiendo estas frases de bolsillo que no dicen demasiado por supervivencia. O sea, tenés un repertorio de frases para no quedarte callado pero que no aportan demasiado a la charla. Y el damnificado del finado así lo entiende, y valora tu complicidad al decir algo esperable. Prácticamente hablamos de un ritual en donde el familiar del finado hace de jurado y uno es el participante. La diferencia con un programa de TV es que acá no tenés que destacar sino pasar como uno más. Y para eso tenés que usar alguna de las tantas. Por ejemplo:

- Qué cara de paz que tiene
- Era de bueeeeeeeeeeenoo
- Si habremos pasado tiempo charlando al pedo
- Todos lo querían en el laburo/club
- No somos nada
- Al pedo las cosas materiales si no te llevás nada
- Mi más sentido pésame

La sociedad nos da las cartas para jugar al juego y uno tiene que usarlas o corre el riesgo de quedar como un insensible. O como un desubicado. Imaginate tratar de hacer un comentario sagaz y ocurrente en un velatorio. Algo como "che qué golazo si pusieran una máquina de snacks por si te agarra hambre, ¿no? Te llenás de guita" puede despertar desde indignación hasta violencia física. ¿Por qué? Porque al finado no se le roba el protagonismo. En eso el tomuer es como la novia. Es su noche. La mujer que va de blanco al casamiento de otra no tiene código. Las demás la acribillan a comentarios por la espalda.

Por eso nadie tiene vergüenza por tirar una de esas frases que en cualquier otro momento no pronunciaría. Suponete, en la puerta del banco en 2001 decirle a un cacerolero/ahorrista estafado "no importa lo material, no te lo llevás al cajón". O "lo importante es la salú..." (es importante saber que en esos casos la d no se pronuncia). Ni siquiera un "mi más sentido pésame". Aunque quisieras consolarlo (igual que en el velorio) terminabas adentro de una cacerola hervido en vinagre y sal, y capaz que cortado en pedacitos para alimentar chanchos salvajes en el nordeste de Brasil.

Y no tendrías velorio, ni frase común ni nada de todo eso. Hasta para morirse hay convenciones. ¡Qué lo parió!

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Mañana empiezo


La mentira más frecuente que nos decimos a nosotros mismos es "mañana empiezo". Puede ser la dieta, ir al gimnasio, correr, o ponerse las pilas con algo o alguien. Cualquiera sea la acción, generalmente requiere un cambio de actitud, determinación y, sobre todo, constancia. Ah, qué problema la inconstancia.

Pensemos qué sería de la humanidad si los grandes hombres y mujeres de nuestro planeta no hubieran sido constantes. Todo se reduciría al azar. Colón por ejemplo, podría nunca haber encontrado América. A Edison podría nunca habérsele prendido la lamparita si no hubiera sido constante, testarudo, llámenle como quieran. En realidad creo que la diferencia radica en el resultado: si lo resolvés positivamente sos constante. Si no lo lográs fuiste testarudo. Pero vuelvo a qué hubiese pasado sin constancia. Piensen en las pirámides, la muralla china, el origami. ¡Alguien se tuvo que pasar horas y horas doblando papeles hasta descubrir cómo formar pajaritos! Otro caso podría ser Rockefeller: no se si fue un tipo perseverante pero generó dinero constante y sonante.

¿Qué hubiera pasado si Napoleón hubiera dicho "mañana empiezo a invadir Europa" y no lo hubiera hecho? Y si San Martín hubiera dicho "sé, sé, mañana empiezo a cruzar la Cordillera" y se hubiera quedado tomando mate? O si Louis Amstrong no hubiera decidido ir a la luna... Ah no, era otro Amstrong. ¿Algo que ver con el ciclista capaz? Pero bueno, sea como sea, o mar como mar si hablan inglés, todos alguna vez hemos pasado por el "mañana empiezo". Yo por ejemplo, dije que iba a escribir un post interesante, con investigación y reflexiones profundas y con fundamentos. Y mañana empiezo.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Quiero que algo cambie, por eso hago poco


A veces hace falta golpear para mover. A veces no. Puede pasar que un pequeño gesto, apenas un ademán, por insignificante que parezca, genere una onda expansiva que lo haga crecer. Como cuando chapoteamos en una pileta.

Se dice que un cambio atrae a otros. Puede que sea así, o que el deseo de un cambio nos impulse a realizar otro más pequeño antes. ¿A quién no le pasó alguna vez que algo chiquito, casi imperceptible, modificó radicalmente su vida? Se te fue el bondi, parece una boludez. Pero no. Mirá si en ese bondi estaba el amor de tu vida subida, o el de su vida en subida. Pero no, se te fue. Y eso no te cambió la vida. O sí, pero no lo sabés. En realidad, y esto es lo importante, cada uno es capaz de cambiar su vida. En bajada o en subida.

Por eso adopté una táctica: cuando quiero un cambio grande en mi vida, hago algo chico. Y el resto se lo dejo al universo. Si no sucede, no fracaso. Por ejemplo: si quiero cambiar de trabajo, cambio la marca de fósforos que compro. Por eso ahora compro 3 patitos, quiero levantar vuelo. Se lo comenté a mi psicóloga y me dijo que cuando compré 3 patitos uno se me fue. No sé qué quiso decirme. El caso es que no cambié de trabajo. Se ve que no elegí bien la marca. Pero sí se que con los Fragata puedo llegar a buen puerto.

También podés modificar pequeños hábitos. Por ejemplo, si quisiera que mis vecinos se mudaran lo más fácil sería pedírselo, pero no me harían caso. Ahora, si yo empiezo a comprar más lavandina puede que suceda. No es tan ilógico si lo pensamos. Mi vecino es farmacéutico, vive de vender drogas. Por lo tanto, si yo desinfecto el edificio él va a tener menos trabajo porque la gente se va a enfermar menos. Le va a ir mal, quebrará, se presentará en concurso de acreedores, ganará el mejor acreedor (si no para qué hacen un concurso) y se irán a vivir a un lugar donde le vaya bien con la farmacia. Como Gaza por ejemplo. Aunque perfectamente podrían ni enterarse porque viven en un frasco. Y aparte, qué le importa a un farmacéutico si su vecino es un dolor de cabeza. Qué tema, no resulta mi lógica.

En fin, creo que el tema da para mucho más, pero yo no. Hasta acá lleg
(risas)

martes, 1 de diciembre de 2009

Tiempo

"Para el pueblo lo que es del pueblo" rezaba la famosa canción. Desde hace años Tinelli, programas de TV sobre lo que pasa en TV (hoy la realidad es lo que los medios muestran), rating, escándalos, cuerpos brillosos, botineras y millonarios que son exitosos porque tienen plata. Estar en pantalla y tener plata es hoy sin dudas el significado de éxito entre muchos de nosotros. ¿Qué nos pasó?

Vivimos 10 años de irrealidad económica. Forjamos objetivos de vida basados en tener y comprar, en lugar de estudiar y crecer. Compramos un modelo de facilismo y dejamos de lado la cultura del esfuerzo y el progreso. Pasamos de trabajar para mañana a vivir el hoy y ahora. Y lo vamos a pagar -también- en cuotas.

La educación. Argentina fue durante décadas un modelo para Latinoamérica. Esto pasó hace unos 40/50 años. Nuestros abuelos dejaron todo para que nuestros padres tuvieran una mejor calidad de vida que ellos. Muchos hicieron del sacrificio su forma de vida. Nuestro padres crecieron y heredaron eso y nos lo transmitieron. Algunos de los de nuestra generación, entre 25 y 35 aproximadamente, lo aprehendimos.

Hoy ya no es así. En cualquier momento te podés morir. O te pueden matar. O te podés quedar sin trabajo. El futuro es algo incierto y para lo que no vale la pena trabajar, porque es muy posible que no dependa de nosotros. Sabemos que es así pero no hacemos nada por cambiarlo. Los últimos que querían hacerlo terminaron desaparecidos o derrotados. Hoy convivimos varias generaciones con ideas de vida muy distinta. Y yo, por lo menos, me siento fuera de lugar.

A los de menos de 25 no les preocupa el mañana. Viven el hoy. No es solo desinterés, es desconocimiento. Ellos no vivieron esa posibilidad. Los que hoy tienen menos de 25 nacieron a mediados de la década del 80. Crecieron durante la convertibilidad y vieron cómo votaron y avalaron corrupción, obscenidad y frivolidad. Lo que más me intriga es ¿qué le transmitirán a los que están por venir?

Y los que tenemos más de 25 parece que vivimos el pasado, porque no podemos vivir pensando en el futuro. Qué difícil es que un país tire junto para el mismo lado cuando vivimos en tiempos distintos.

Señales cotidianas


A un amigo se le rompió el termo. No es la primera vez que le pasa y me hizo pensar en que a veces no prestamos atención a las señales. No digo a las de tránsito, aunque puede pasar, sino a los indicios que pueden parecer casuales y arbitrarios, o carpinterarios, según seas árbitro o carpintero.

Si tu termo se rompe más de una vez al año quiere decir que podés tener problemas con termitas. Sería bueno que revisaras las aberturas para detectar polvillo. No tengo ni idea de cómo se las echa.

También puede pasar que estés mal de salud. Te recomiendo que tomes un poco de Terma y menos Coca. Puede que tengas un dolor articular, en tal caso es bueno ir a las termas, antes de que termines de desarticularte y quedes como un muñeco de He-Man que sufrió un verano con niños y pileta: el brazo fuera de lugar y la cintura oxidada.

Pero cuidado que si el termo se rompe significa que tenés que usar la pava. No es ningún problema pero, en general, cuando volvés a pavear tenés algún accidente por omisión o distracción. Entonces, para terminar, si se rompe el termo prestá atención, alguna pavada te puede complicar. Es una señal, y no esperes nada mágico. Lumilagros no existen.