Ni idea dónde voy pero seguime

viernes, 18 de diciembre de 2009

Amigo invisible

Esta nueva tendencia surgió hace algunos años pero no tengo ni idea dónde. Consiste básicamente en tener un beneficiario que no sabe de nuestra identidad y recibe regalos, pistas para desorientarlo sobre nuestra identidad, etc.

El amigo invisible tiene cualidades sorprendentes:
- recibís regalos de gente que tal vez no te regalaría nada
- hacés regalos a gente a la que no le regalarías nada
- jugás un poco con el misterio amparándote en la clandestinidad (así empezó Manu Chao)
- te salvás de gastar tanto en Navidad

Todo perfecto con esto de regalar, recibir, etc. Pero yo me pregunto ¿alguien le pidió permiso al hombre invisible? ¿Cómo? Le tendrías que dejar una notita en alguna parte (la puerta del vestuario de chicas si yo fuera así de afortunado) porque si tratás de hablarle estaría hablando solo por todos lados y moviendo la cabeza como Stevie Wonder cuando canta.

Otra vez, no puedo ser de otra forma, me pregunto por qué no hacemos invisibles otras cosas. El amigo invisible no sirve. Mejor sería por ejemplo el jefe invisible. Que no sepamos que está ahí y que escuche todas nuestras críticas despiadadas sin censuras. Pero que no pueda hacer nada al respecto para no develar su condición de invisible, si no lo que sería invisible sería el sueldo de cada uno.

¡El celular invisible! Que lo tengas que encontrar por el ruido. La heladera invisible, cosa que toda tu comida, en mi caso botellas de agua, aparezcan como flotando en el aire. El auto invisible, ya lo tuvo James Bond, lo sé, sería bueno para quienes no se acuerdan dónde estacionaron. A mi me pasa. Si fuera invisible tendría una excusa para no encontrarlo. Otra excusa más que pensar que soy un gil.

¡La remera invisible! Los anteojos (no es lo mismo que las lentes de contacto, a mi me da impresión tocarme los ojos), la TV invisible, que solo se vea lo que hay en pantalla cuando está encendida...

Y la gente por supuesto, no solo el amigo. El boludo o la forra invisible también. Esa gente a la que alguna vez le hemos dicho "no te quiero ver más". Bueno, plin, botón y listo. Sí, ya me imagino lo que están pensando. ¿Por qué no escribís un blog invisible?

Quizás ya lo hice, pero no tienen forma de saberlo.

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