Ni idea dónde voy pero seguime

martes, 29 de mayo de 2012

Pan y queso

Tuve una imagen mental para explicarle mi punto de vista a alguien. ¿Y si formar una pareja es un pan y queso? Elegís una chica, no funciona. Elegís a otra, te deja. Probás de nuevo y esa no te da bola.

Ella eligió a alguien. Intentó de nuevo; no hubo caso. Mientras tanto, paso a paso, terminan encontrándose los dos. 

Recién ahí empezamos a jugar.

martes, 22 de mayo de 2012

Diálogo durante la Revolución de Mayo

Hace exactamente 202 años, yo formé parte de la hoy célebre Revolución de Mayo. No estaba  solo, bueno, obviamente no era yo solo porque es difícil que una revolución la haga una sola persona. Pero mirá lo que son las cosas que estaba con un amigo de ahora.

Teníamos otros nombres pero éramos nosotros. Estábamos parados en la Plaza de Mayo, cerca de donde hoy está la pirámide, mientras esperábamos novedades. Recuerdo que muchos gritaban "el pueblo quiere saber de qué se trata" y nosotros pensábamos, ¿Por qué hablan en tercera persona?

Me acuerdo que comimos unas empanadas. Él puteaba porque se le habían embarrado los zapatos y siempre fue quisquilloso con la mugre. Yo me quejaba porque había aumentado el impuesto a las carretas y tenía que llevar a revisar una rueda que estaba medio floja.

Él había ido a ver un espectáculo musical con gente de otros lares; de África si no me equivoco. Teníamos sueño, pocas ganas de laburar y encima lloviznaba. "La vida es una mierda" me dijo. -Es lo que hay- contesté yo.
 
Amigo: ¿Pero a vos te parece? Me suben el salario 5 pesos y la renta 6 (así se hablaba antes). No me alcanza, así no me alcanza.
Y: Bueno macho, podrías intentar cocinar en lugar de salir a comer todas las noches.
A: Es que me gusta ir a la pulpería…
Y: Ya sé. A mí me molestan los tentáculos que pusieron como cortina para las moscas.
A: ¿Algún día dejarás de hacer esos chistes literales?
Y: Veremos dentro de 202 años.
A: Parece que ahí salen a hablar.
Y: Uh, pará que le pido a Marín que dibuje la escena así la vendemos a La Gazeta (vivíamos de cubrir sucesos históricos).
A: ¿Te gusta "La Revolución desde la Plaza" como título de la nota?
Y: Yo le pondría "Criollitos", pero podría ir para esos bizcochos que me gustan con el mate también.
A: Tengo que aprender a cebar mate. Con la guitarra y el mate no habrá dama que se me resista.
Y: Si te vieran bailar el pericón tendrías como 10 novias.
A: ¿10? Con aquella me basta y me sobra (señala a una morena).
Y: ¿La bahiana?
A: Me gusta. Algo le voy a decir. Ya veremos.
Y: Dale. Tenés tiempo para pensar.

viernes, 18 de mayo de 2012

Perfil empanadístico

Hace ya algún tiempo escribí mi ambicioso Perfil alfajográfico donde analicé con lujo de detalles la complejitud psíquica de las personas a partir de sus elecciones a la hora de clavarle el diente a la golosina más rica (como categoría) que existe. 

Es tiempo de estudiar un poco la comida salada y en esta ocasió voy a dedicarme a las empanadas. Está claro que hablo de las compradas porque las caseras son otra cosa. Es otra comida directamente. Seamos sinceros, nadie hace empanadas con ciruela o panceta a menos que quiera impresionar a otro alguien. A lo sumo combinás 2 tipos de queso. 

Vamos a dividir a los consumidores en categorías: los que piden todas del mismo gusto o pragmáticos, los que piden dos gustos o ambivalentes y los que piden tres gustos o más, también llamados fiesteros o curiosos*.

Pragmáticos
Los pragmáticos son básicamente personas que no tienen ganas de pensar en qué van a comer. Para ellos es una necesidad fisiológica y punto. Son lo más alejado que hay de un Bon Vivant. No distinguen repulgues y les da igual si la empanada trae pasas o no. Comen y listo. 
Este grupo puede a su vez dividirse en 3 grandes subtipos:
- Carnívoros: siempre de carne picada. Los que piden a cuchillo clasifican en otro grupo porque sí les importa la comida a otro nivel.
- Jamonquesívoros: van a lo clásico. Pim pam pum, comieron y siguen con el laburo. Se los puede reconocer fácilmente por las manchas de aceite en el pantalón. Son grandes consumidores de servilletas. Son los más sedientos.
- Verduleros: también llamados vegetarianos o culposos a dieta. No veo otra razón para pedir una empanada de verdura. Se dice que una vez existió una persona que pedía todas de humita pero no se ha confirmado. Es humito.

Los pragmáticos no son curiosos. Son personas apegadas a las costumbres y no prueban cosas nuevas a menos que se los hostigue. Sí, leyeron bien. Mantienen el status quo y es gracias a ellos que sobreviven los repulgueros. Son muy críticos con los fiesteros.

Ambivalentes
Buscan el equilibrio. Exploran pero siempre dentro de lo clásico. Si fueran a la playa, no se meterían más allá de las tetillas en el mar. Su problema suele ser que son estructurados. El desbalance los pone mal. Si un día se ponen dos medias diferentes se las sacan en el baño y las guardan en la mochila. También piden 2 gustos de helado que sean complementarios cromáticamente. Y uno es fruta siempre. 

Podría decirse que su voluntad empanadil oscila entre las de jamón y queso y las de carne pero hay especímenes que incorporan el atún o el pollo a su dieta. 

Fiesteros o curiosos
Este grupo es de lo más promiscuo. Comen de todo y rara vez repiten. Son los que preguntan siempre "¿y la de mendocina qué tiene?". Ellos prueban. A veces les sale mal y se hacen los giles. Trocan con los pragmáticos alguna de las conocidas arguyendo que la que pidieron es la más increíble que hay.

Son los más preocupados a la hora de la repartija. Analizan los papeles, sellos o planos indicadores de sabores con la minuciosidad de un perito calígrafo. Y se enojan muchísimo si alguien se confunde y se manda una de las suyas. "Típico de pragmático, comés a lo bruto como un avestruz". 

Este grupo desciende de las aves, por eso picotea de ese modo. Es importante aclarar que esta característica se puede trasladar a otros ámbitos de la vida. Curiosamente, los dueños de casas de empanadas suelen pertenecer a este tipo, de ahí que ofrezcan cada vez más sabores.

Espero hayan encontrado interesante mi investigación. Próximamente más análisis de personalidades a partir de las elecciones que parecen ser triviales. 

*Nota de autor: la investigación parte de tipificar a un consumidor tipo que ingiere un mínimo de 4 empanadas por compra. En ese contexto 2 gustos equivale al 50% de su universo. Difícilmente alguien pueda pedir 3 gustos si come 2 empanadas. Y si come solo 2 empanadas se está haciendo el light y no nos interesa.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Lo hicimos al revés

Recién al séptimo día descansó. La historia que nos contaron nos pintó un Ser superior generoso pero estricto. Muy trabajador. Bah, eso interpretamos nosotros. Porque si en realidad creó el mundo en 6 días y al séptimo descansó, después de eso no sabemos bien qué hizo -más allá de divertirse un poco con los primeros hombres y mujeres que había creado-.

Será que inventaron esa historia para justificar el mundo al revés. La vida dedicada al esfuerzo y la postergación del gozo en pos de disfrutar después. Trabajamos 8 horas (antes eran muchas más) y después tenemos que comer, dormir, comer, etc.

Trabajamos de jóvenes para no hacerlo de viejos. Eso es lo normal para nosotros, pero nada nos garantiza llegar a viejos. Trabajamos 5 o 6 días y descansamos 1 o 2. Me parece un poco desbalanceado.

Yo creo que deberíamos equilibrar un poco la cosa. No hablo de invertirlo, ya sería utópico, sino equilibrar. Trabajar 2 días, descansar 1. Nos quedaría lunes, martes, domingo, lunes, martes, viernes (medio día) y domingo. Empezar con menos horas después de los dos días de descanso y cortar antes. Para no hacer todo tan de golpe.

También trabajamos 50 semanas y descansamos 2. A menos que tengas mucha antigüedad laboral en un lugar. Yo ya he propuesto que eso cambie y que las vacaciones sean en función de tus años de trabajo y no de trabajo en ese lugar. Pero igual me parece que sigo atado a la idea del mérito y no sé si eso está bien. 

Postergar para después. El postre al final, cuando ya no tenés hambre. Porque primero hay que alimentarse. 

Cuando elegimos, lo hicimos al revés.

viernes, 11 de mayo de 2012

Viajar

Cuando viajo en avión siento que todo puede ser mentira. Que a lo mejor al bajar del avión estoy en el mismo lugar de siempre pero lo han cambiado. El obelisco está escondido en alguna parte y la gente también. Ponen actores que hablan otro idioma y billetes distintos.

Me parece mágico eso de subirme a una máquina que no es más que un tubo con alas y aparecer en otro lugar a miles de miles de kilómetros. Creo que si pudiera hacer el viaje en auto entendería la verdadera distancia que hay, como cuando te vas a Bariloche en auto o en micro y se te hace eterno.

Será que soy un poco paranoico y egocéntrico porque no hay otra razón para sentir que el mundo cambia para vos. Pero somos así, me parece, la mayoría. Es de nuestra especie. Por algo decimos que sale el sol o se pone cuando en realidad está ahí y es la Tierra la que gira.

Es rara la sensación que te da el viajar tan lejos porque de alguna manera podés ir casi al lugar que quieras. Por supuesto si tenés los medios para hacerlo pero nada te impide (bueno una visa quizá) ir a conocer China, Australia o el desierto de Atacama. O lugares mucho más desconocidos para nosotros como Guyana Francesa o Sierra Leona.

¿No se preguntan cómo será Kazajistán? Pero no las fotos. Estar ahí. Eso no se puede grabar. La sensación de estar parado adentro del Coliseo romano y tocarlo no se puede guardar en una foto ni en un video. El olor, la sensación que transmite. Cerrar los ojos y tratar de escuchar los gritos de la gente que ovaciona a su gladiador favorito. El murmullo ante la decisión del Emperador.

Creo que recién ahora entendí que cuando viajo no solo me muevo. Viajo.

Y no hay foto, video, anécdota ni texto que pueda hacerme sentir lo que sentía en ese momento que traté de guardar. Descubrí que las sensaciones no se pueden guardar, hay que volver a vivirlas. Será cuestión de empezar a ahorrar che.

lunes, 7 de mayo de 2012

Otoño

Se me caen las hojas como a un árbol en otoño. Pero es porque estoy viejo y no por la época del año. Ya me han dejado un poco de lado, tanta oferta en pantallas que hay hoy día.
Con los años tengo el lomo un poco ajado pero sigue siendo duro. Y mucha gente me juzga por la cubierta, sin saber qué tengo dentro.

Hay quienes me han ojeado y quienes se tomaron el tiempo para leerme. A veces me abandonaban por años, y volvían cuando se sentían aburridos, pero eso a mí no me ha importado jamás. Yo sé que igual les importo.

El barrio donde vivo ha cambiado. A mis vecinos iguales los ha ido llevado el tiempo o los préstamos; muchos nunca regresaron. Pero yo he estado aquí desde que recuerdo.

Antes era blanco, límpido pero ahora estoy un poco amarillo. Será un problema en el hígado.

Me gusta seguir acá mientras todo cambia. Incluso lo que yo digo, aunque esté escrito hace tiempo. Porque la gente puede leer lo mismo de manera diferente aunque yo lo exprese igual.