Ni idea dónde voy pero seguime

lunes, 30 de agosto de 2010

Por las malas, no

Soy de esas personas que son fáciles de llevar por las buenas. Tengo muy buena predisposición para ayudar y soy solidario. "Servicial" dirían las viejas. Pero hay gente que se acostumbra y toma eso como obligación y EN LUGAR DE PEDIR DEMANDA. Y les advierto, yo quería ser abogado. Así que no me demanden. Es mejor esperar la oferta y aprovechar la rebaja o el 2x1.

Eso me hizo pensar en que en general uno suele recibir lo que da. Salvo Dalí que era da da. Para los demás, vale. Da buena onda, recibís buena onda. Si demanda en lugar de pedir, recibe un corchazo. Perdón, no es buena la respuesta. No quita que un demandante no consiga lo que busca. Pero, atentis los economistas: la demanda hace que la oferta desaparezca. Sí sí, Adam Smith un poroto al lado mío.

Supongo que hay gente para todo. Eso se puede escuchar en cualquier bondi, pero no hay todo para todos. Yo no sé si les pasó, pero yo noto que los días en que tengo menos paciencia o en que ando un poco mezcla de Nazareno y Zulma Lobato vestida de hada madrina (cruzado) siempre alguno aparece con ganas de recibir una descarga. Entre paréntesis, (lindo título para un programa "Nazarena V y Lobato"). Sigo.

Venía con esto de los días en que andás cruzado y dios, el diablo, el destino o quien quieran te pone pruebas en el camino. Sería como que te den un bate de beisbol de aluminio y te encierren en el tren de la alegría con los teletubbies adentro. Ejemplos:

1. Terminaste de limpiar tu casa un sábado al mediodía luego de haber dormido poco por salir el viernes y acostarte tarde. Tenés un hachazo en la nuca porque el cuerpo ya no se recupera igual pero si no limpiás vas a tener una huerta involuntaria en el living. Quedás agotado pero feliz por el deber cumplido. Te hacés unos mates con tostadas y sí, indefectiblemente la tostada caerá del lado untado. Salís a descargar energías en alguna actividad física, la que ustedes elijan, y tu vecina parlanchina enciende su motor y no te larga. Contenés 3 o 4 "al grano, me quiero ir" y la vieja te mira socarronamente y te tira "mi marido dice que hablo mucho y mareo a la gente, ¿a vos te mareo?". Decís "no, para nada" mientras pensás por dentro ojalá te dé una gastroenteritis y no encuentres la llave en la cartera y te cagues en el medio del pasillo, así terminás de ser una vieja de mierda.

2. Vas para el laburo. El bondi no para o te comés un embotellamiento. O. bueno, esas cosas que nos pasan todos los días y que a veces afectan y a veces no. Llegaste. Prendés la compu y ya tenés 2 ventanitas que titilan con gente que te dice "te mandé un mail urgente". Contestás con un "todavía no lo pude leer, dame 5 minutos y lo vemos" y te devuelven un "dale, porque es urgente porque...." (y toda la explicación que ya te puso en el mail). Ah sí, sorteás un "andálacon de madre" y empezaron a tirar de los numeritos sin cortar uno solo.

Bien, todo esto tiene que sernos útil de algún modo. No podemos evitar cruzarnos con gente pelotuda en el momento menos indicado. Lo que podemos hacer es detectarlos a tiempo y tomar medidas al respecto. Propuestas:
- Crear un grupo de "Pelotudos" en el msn. Cuando el mensaje proviene del mismo, estás alertado.
- Mirar chistes en Youtube antes de responder cualquier llamado, mail, chat o lo que sea.
- Dar una vuelta manzana, respirar, comprarte un marroc y volver.
- Contarle al pelotudo sobre sí mismo como si fuera que hablamos de otra persona (total es pelotudo y no entiende).
- Escribir una entrada en tu blog.

Alguna vez leí esto por ahí y me gustó: "Conmigo quien quiera. Contra mí quien pueda".

martes, 24 de agosto de 2010

Hasta las tetas

Supongo que todos alguna vez hemos utilizado la expresión que titula esta entrada del blog. Yo lo he hecho también. ¿Por qué eso? ¿Qué me lleva a usar esta frase protuberante y redondeada en lugar de decir "tengo mucho trabajo"? ¿Por qué no digo "tengo mucho que hacer"? ¡Porque estoy hasta las tetas!

Claro, hay que exagerar. Si exagero le doy a entender al otro que estoy realmente saturado y además preocupado por ello. Ergo, no me importunes con otros temas, comprendeme y no me rompas las pelotas hoy porque estoy hasta las tetas.

Se puede decir también estoy hasta las bolas. Es menos grave que estar hasta las tetas porque las bolas quedan a mitad del cuerpo. Si queremos representar que nos tapan los problemas empezamos a medir desde el suelo. Si llegás hasta las bolas estás por la mitad. Más o menos, según cuánto te cuelguen. Si estás hasta las tetas ya estás cubierto de problemas en un 78% digamos. O sea que estar hasta las tetas es peor que estar hasta las bolas. Bien, usemos las frases con propiedad entonces.

Hay quien te dice estoy al horno. Ajá. ¿Sos un pollo acaso? No entiendo qué problema tendrías si estuvieras en el horno. Tendrías calor pero empujás la puerta y salís. Ya está. No agrandemos los problemas. No seas grill. Si me dijeras que somos de hielo te puedo entender porque estar en el horno significa que pronto vas a hacer agua. Si es tu caso, meté los problemas en el freezer para recomponerte.

Se puede decir también estoy hasta las manos. ¿Y después de las manos no estás? ¿Qué quiere decir eso? Me imagino a alguien con las piernas y los brazos llenos de pulseritas de plástico. Cada pulserita es algo para hacer y tiene las extremidades tapadas de pulseritas. Hasta las manos. Entonces si trata de sacárselas se le empiezan a caer todas. Y mientras tanto no se puede mover. Tenés que abrir las manos para que no se te caigan y no podés hacer otra cosa más que evitar el inminente quilombo. Y moverte como un robot de cartón menos flexible que la mente de Mirtha Legrand.

Aparte estar hasta las tetas es muy amplio. Según las tetas y su edad podría ser algo que te llega hasta el ombligo, hasta la mitad del pecho o bien hasta la altura antigravitatoria que las siliconas otorga. Tendrías un problema sostenido.  Lo importante es que no te encapsules. Buscá ayuda. Conseguí algún soporte para hacer un push up a tu ánimo.


Si estás hasta las tetas, ¿te miran más? ¿Está mal que alguien te quiera dar una mano? Si estás hasta las bolas, ¿lo que sigue es que te importe un pito? Dejemos de ser tan explícitios. Cambiemos un poco la filosofía de vida, digamos estoy hasta el culo, así los problemas nos importan una mierda. O estoy hasta el esófago, este tema no lo puedo digerir. O estoy hasta las axilas, me chiva el asunto y levanto temperatura.


Piénsenlo ustedes por favor. Yo ya estoy hasta la coronilla.

viernes, 20 de agosto de 2010

Si yo fuera teléfono

En el supermercado chino, fuente infinita de inspiración para hacer observaciones cotidianas y lugar con fuentes de feng shui también, acabo de pensar algo completamente estúpido pero a la vez sorprendente. Los chinos también hablan por teléfono. ¡Ah pero vos sos un cráneo, flaco! me dirán algunos. Dejemos de lado la ironía, ¿si? Piensen conmigo.

¿Cómo se siente un teléfono Aladino de Telecom cuando lo usan para hablar en chino? ¿Le gustará que lo usen para hablar en otro idioma? Dudo que sean fabricados en el país, pero con los años que tienen ya deben entender el castellano. El porteño. Es más, yo creo que entienden más que un chino.

¿Tendrán fantasías? Como teléfono, digo, ¿lo ven como un ascenso? Onda, si tuvieran que salir a buscar laburo, ¿pondrían "usado para hablar en castellano, chino mandarín e inglés?".

Si fueron teléfono de dpto. para extranjeros podrían tener varios idiomas "hablados". Y la gente que habla otros idiomas, ¿los escupirá? No sé si un coreano puede escupir al hablar. ¿Tienen el sonido con t o con la p? Los teléfonos alemanes deben laburar más horas porque cada palabra dura un 47% más que en castellano.

Si un teléfono tiene un mal día, ¿se siente presionado? No, no, por favor, no me presiones más. Y loco, tengo que marcar. No tenés reconocimiento de voz. Qué cosa. Y aparte siempre con sus cables todos enroscados. Parecen estresados. Salvo los inalámbricos. Esos son más cool. Más relajados. Es más, como que están desconectados.

¿Y qué pasa cuando un teléfono le pregunta a otro si conoce a tal y le dice me suena? "Atendé" le debe decir el otro por reflejo. Me imagino que si te acercás a decirle algo y el teléfono está muy ocupado con otra cosa no te dice no jodas, te dice "tu tu tu tu". Los teléfonos no se deben quejar si los dejás colgados. En su momento podían tener hernias de disco, hace unos años que ya no. ¿Irán de vacaciones a surfear o prefieren ni ver las olas?

Me aterra la idea de ser teléfono en mi próxima vida. Yo creo que terminaría creyéndome loco. No sé si podría soportar escuchar voces todo el día. Conversaciones ajenas, peleas y amenazas. Eso me llevaría a quitarme la vida. Me colgaría de la horquilla o me estiraría el rulo del cable. Y vendría el SAME y me oscultaría para diagnosticarle a mi dueño "lo siento, señor, su teléfono ya no tiene pulso. Sonó".

miércoles, 18 de agosto de 2010

Hoy es (lenguaje explícito)

Advertencia: el siguiente post (este mismo en realidad, el siguiente no está escrito todavía) posee vocablos explícitos que podrían alterar su estado de ánimo lexical. Se recomienda su lectura en un ámbito amable y no financiero.

Cuando era chico vi una película que me cambió un poco la manera de mirar las cosas. Había un actor llamado Robin Williams en ella y se llamaba "La sociedad de los poetas muertos". ¿Qué me cambió? En principio aprendí que existía un idioma que se llama latín, que aunque casi en desuso todavía no se ha oxidado.

Recuerdo que me impactó la idea de carpe diem. Nada que ver con el camping como podrían pensar algunos, ni con los huesos de las manos y el carpo. Quiere decir disfruta el día. O algo por el estilo. Obvio que la idea de disfrutar el día es casi la única que tiene un chico a los digamos 9 o 10 años, pero justamente creo que fue eso lo que me sacudió. ¿Por qué no disfrutarlo? ¿Qué otra cosa se podía hacer?

En aquél momento creo que pensé que los latinos (que hablaban latín para mí) disfrutaban del día justamente porque hablaban latín. Supongo que ese razonamiento deductivo me llevó a interesarme por otros idiomas. Quería saber qué hacía la gente que hablaba otros idiomas, como si lo que nos pasa nos pasara a partir del idioma que hablamos. Alguien, no recuerdo quién, dijo que el lenguaje sirve para construir el mundo. Le da sentido. Bueno, a lo mejor el lenguaje es el arquitecto y el idioma el decorador.

Vuelvo a la frase. Si en latín se puede disfrutar del día, ¿qué se puede hacer en inglés? Estudié inglés y alemán. Canté 10 little indian boys y entendí algunas letras de Rammstein pero concluí que lo divertido no es saber idiomas en sí, sino mezclarlos. Hoy estoy con las luces apagadas así que puede resultar difícil seguirme, pero voy a tratar.

Como cualquier persona que no está cuerda pero tampoco se cree piola, me hice un nudo pensando solo y me inventé este diálogo (imaginen que me paro en un lugar y en otro para hablarme y contestarme) para poner mi gran descubrimiento. A saber:

"Antes de aprender un poco de inglés nunca entendí porqué en las porno no terminan la frase", me dijo sin inmutarse. -¿Qué cosa?- le respondí yo estupefacto. "Que en las porno no terminaban la frase... las minas;  cuando están en eso". Pensé que me perdía algo, por lo que solicité una explicación.

-Sigo sin entender- repliqué. Por suerte, me dijo lo siguiente: "Claro, no viste que dicen hoy es, hoy es..." ¿Hoy es qué? respondí un tanto impaciente. ¿Qué día es hoy? Martes, obvio, siempre es martes (o viernes para Ismael). "Hoy es... hoy es". ¿Hoy es el día? Parece un eslogan de banco para sacar un crédito. O de champán. No se si plata pero algo le depositan, y con particular interés.

Me quedé pensando y es verdad. Las chicas dicen "hoy es hoy es" solo que en inglés se escribe diferente. Y disfrutan del día sin carpa. Y de la noche también.

domingo, 15 de agosto de 2010

Las piedras circulares

Alguien dijo alguna vez que un tropezón no es caída. O podríamos decir que por una teta no se cayó. Entiendo la imagen poética pero me pregunto si es por eso que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Para asegurarse la caída, digo.
No es de pesimista sino de obsesivo que lo digo. Y parece que hoy todo lo rimo.

Entonces parece que tropezamos pero no caemos. Es un poco agónico ¿no? Cuando tropezás parece que estás por empezar a correr. Y para poder correr primero hay que caminar. Y para volar hay que carretear. Y es que si vas de tropezón en tropezón sin caerte todavía tenés algo que perder. En cambio, si te caés, te podés levantar. O te levanta ella si sos Daddy Yankee.

Y al que se levanta temprano Dios lo ayuda, dicen. Si fuera así los canillitas y los peones de campo deberían ser los más agraciados. Igual habría que ver qué tan mal les iría si se levantaran tarde; que bastante tienen con madrugar en invierno. Paradójico, los del campo se levantan primeros, los del ajedrez son los primeros en caer.

Tarde piaste me remite a que más vale pájaro en mano que cien volando. Eso es cierto especialmente si limpiaste al patio o lavaste el auto. Uno caga menos que cien. Lógico. Pero no me puedo olvidar de que lo que vuela está en el cielo, y que del mismo te puede caer piedra. Claro, cayó piedra sin llover. ¡Qué leche!


El que se quema con leche ve la vaca y llora. El que no llora no mama. Y el que no mama es un gil. El que se mama se levanta mareado de la silla, camina en zigzag y si hay una piedra o alguna baldosa levantada, tropieza. Al final todo tiene que ver con todo. Borges escribió las ruinas circulares. Y las ruinas son escombros de civilización. Son las piedras del hombre.

martes, 10 de agosto de 2010

Martes, ¿qué te hice?

Mi día no empezó muy bien. Me quedé dormido, volqué el jugo de naranja en el piso, salí tarde, me agarró un embotellamiento y después, otro. Después la barrera. Creo que tardé 20 minutos para hacer 15 cuadras en auto. ¿Quién fue el genio que quiso que los trenes pasaran al nivel de los autos y las personas en lugar de usar túneles o puentes? Sábato seguro que no.

Esquivé varios autos, camiones y camionetitas en doble fila sobre la izquierda y sobre la derecha. Alguno que trata de estacionar. Alguno que quiere entrar a su garage y no puede por el doblefilador. Los pozos. Los pozos entre los taxis y los camioncitos que paran de golpe. Hago slalom. Los peatones que no cruzan, saltan a la calle a mitad de cuadra, desde atrás de un auto. Como por sopresa. Ya llego, ya llego. 30 minutos para 35 cuadras.

Cruzo otra barrera. Al fin un puentecito. Uno parado en las rampas angostas que hizo Macri en Palermo. Del otro lado, un cráter. Paso como puedo. Creo que dejé un amortiguador. Ya llego, ya llego. En Juan B. Justo doblo por Paraguay. Paso otra vía (la tercera) y llego a la esquina de Oro. Semáforo en amarillo. Freno. El de adelante pasa en rojo. El policía que está paradito en la esquina lo ve. Lo ve pasar. Ahora lo para. No, pero tiene el celu en la mano. Algo va a hacer. Avisará por handy. Y... no. Mandá un sms y lo guarda. Lo puteo en voz alta. No me oye. Ni eso me sale bien hoy.

Llego. Ahí se va uno. Qué suerte. Me siento bien a pesar de todo lo otro. Como las películas donde sufrís pero terminan no tan mal. O un partido de fútbol donde sufrís y al final empataste. El sabor dulzón de terminar mejor que como venías. Ah no, me quedó jugo en la cara. Y en la remera, ¡qué boludo que soy! No metí el trapo, me va a quedar un pegote naranja. Y no tengo más jugo. Hoy no duermo. Con qué poco me conformo, un lugar para estacionar cuando llego y sin dar vueltas. Seguro que alguna paloma hija de puta me caga el auto. No son de fiar.

lunes, 9 de agosto de 2010

Flequillo y botas

El título es descriptivo pero no dice todo. En este sencillo acto, quiero elucubrar una descripción generalizadora, machista, injustificada e injusta sobre las mujeres que usan flequillo y botas. Por supuesto, basada en los prejuicios masculinos no solo míos sino de la mayoría de los hombres de este bendito país. Amén. No, mejor amen. 

Primero digamos que se para para que la vean. No, no es algo obvio, no cualquier mujer se banca que la desnuden con los ojos. Sí, ya sé que algunos me dirán que no todas las que se ponen botas y flequillo buscan eso, pero no puedo atender a las salvedades. Ya dije que esto es generalizador e injusto. Así es la vida a veces. 

Saca culo. Paradita encorvada tiene la postura exactamente opuesta a la de un jubilado que hace la fila en Banco Provincia para cobrar. Como dirían los filósofos Donato y Estéfano, cóncavo y convexo. O, si prefieren algo más visual, ( vs. ).


Flequillo y botas toma cualquier cosa pero que venga en botellita. Corona, Pronto, Quilmes, no importa mucho. Para ella la bebida es un accesorio. De vez en cuando se ponen esos ponchos fashion. 

Flequillo y botas te mira hasta que la mirás. Después, te mira un poquito más, como invitándote. Y si vas, te da vuelta la cara o te dice "gracias, vine a divertirme con amigas". A flequillo y botas le gusta sentirse deseada. No come helado, bah, casi que no come y se queja porque los hombres no la toman por lo que es por dentro. 

Tiene una batalla entre su exterior y su interior. Una diferencia irreconciliable porque el interior se construye a partir de la cáscara. Es una contradicción absurda como la de las rejas del cementerio. Los de afuera no quieren entrar y los de adentro no pueden salir, ¿para qué están?

Flequillo y botas come sushi porque es "in". No sabe lo que es un Fantoche (ni el alfajor ni el payaso) y quiere tener un labrador pero no limpiar lo que cague. Está entre los 30 y 38 pero prefiere no pensar en ello. Flequillo y botas no quiere pensar.

Cada tanto conoce a algún musculosa y gel que la engatuza y se enamora de la pareja que hacen. Comparte actividades importantes como ir a Miami Sun y caminar por algún shopping. Se compran una netbook para tener algo en común y van a Café Martínez para usar el wi-fi y mirar facebooks ajenos. Comparten consumos mientras se consumen el uno al otro. 

Si la cosa no va, se separan, como cualquier persona. Y flequillo y botas se convierte porque se plantea que a lo mejor no dio importancia a las cosas importantes (?) de la vida. Es su estado de iluminación (se hace los reflejos). Cambia su look, empieza yoga y se pone a leer para ser una chica más interesante. Capaz que un día va a una plaza a tomar mate con un libro de poesía. 

Y después de horas y horas de Bridget Jones y Sex and the City, como por arte de magia, se reconoce en el espejo mientras se tapa algún granito y se da cuenta de que no puede ir contra su esencia. Paradita con su viejo jogging gris y su pulover violeta; despeinada y con 1,3 kilos de más, comprende que no puede seguir cayendo al vacío. Maduró el cambio interior y ya está preparada para ser flequillo y botas otra vez. O lo que la moda mande en ese momento.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Hábitos noctámbulos


Tengo algunos nuevos hábitos y no soy cura. Tampoco soy un enfermo por esto, pero al principio me parecía raro hacerlo. Bueno, todavía me resulta un poco raro, pero no le hago mal a nadie. 

Sucede que con el tema del frío y dormir tapado con frazada y acolchado, me despierto con sed. Y no es sed de venganza ni de conocimientos. En general me despierto a eso de las 3 de la mañana. A veces unos minutos antes, a veces después. No, no tengo idea porqué. El tema es que no encuentro las manecillas para cambiarme la hora del despertador biológico. 

¿Qué haría cualquier persona? Tomar agua, supongo. Yo también, pero no sé si soy anormal (en el sentido de ausencia de normalidad) o estoy embarazado, soy pura cáscara o me miro el ombligo, pero el tema es que me levanto y quiero tomar jugo. Pero jugo de naranja. Probé con el de pomelo y no es lo mismo. Ni hablar del multifrutas. Me da pesadillas.


Así la cosa, ahora tengo siempre en mi heladera algún jugo de naranja para saciar mi sed cítrica madruguera. Y debo confesar, además, que no uso vaso. Directo del cartón. Ojo, no es fácil. Mucho menos cuando estás medio dormido. Porque a veces le ponés mucha fuerza a los dedos y el aire empuja al líquido y te hacés un tratamiento de juego de naranja en el cutis. Y claro, la naranja, por artificial que sea, tiene ácido. Sí, arde. ¿Vaso? ¿A las 3? ¿En serio me estás hablando? Gracias que camino.

Supongo que son signos de madurez. No, no hablo de la fruta. Digo madurez para no decir paso de los años, porque antes dormía 14 horas de corrido sin despertarme. Ahora casi seguro que me levanto para ir al baño. Tampoco me quejo, peor sería tener que usar pañales y mear en la cama. Demasiado jugo de naranja o mi vejiga perdió elasticidad.