Ni idea dónde voy pero seguime

miércoles, 6 de marzo de 2019

Polo

No sé bien si eligió vivir en la ciudad del viento o ella lo eligió a él. 
Podría parecer una casualidad, pero habiéndolo conocido un poco yo creo que no fue así.
Donde hay viento, hay aire. Hay ráfagas, brisas, remolinos y soplidos. Es un hábitat ideal para remontar barriletes. Para ir largando la piola y que tomen altura las ideas. 
Cuando el viento sopla mucho hay que refugiarse adentro. Replegarse. 
Y él era un experto en plegado.
Recordaré los trekkings intelectuales a mente traviesa que compartimos. 
Hasta siempre, Polo. Hay hilos que no se cortan nunca.