Ni idea dónde voy pero seguime

miércoles, 25 de mayo de 2011

Minitas que se visten raro

Hay chicas que se visten raro. Será que soy un poco conservador para vestirme pero bueno, no es algo de lo que sepa mucho que digamos. Nunca entendí bien a la moda, o ella no me entiende a mi, no sé. Capaz que no nos dimos una oportunidad. Igual cada uno hace la suya y no nos jodemos.

Vuelvo al tema: las chicas que se visten raro. Hubo algunas pioneras de las babuchas hace un tiempo ya pero útlimamente se ven unos pantalones tipo paracaidista que exceden mi imaginación y mi capacidad de asombro. No sabés si se ponen como un jean o necesitás que alguien te envuelva como un panqueque. Algunos son tan jodidos que necesitás a alguien que sepa doblar origamis. No me quiero imaginar qué pasa si un día te estás cagando con uno de esos. Deben ser descartables. 

Las minas que se visten raro no son ridículas. Eso es lo raro. Porque a la larga las demás las copian. Y muchas veces las que las critican en realidad las envidian. 

Capaz que ves una por la calle y pensás "a esta mina la atacó un tsunami de Zara y se salvó de pedo" pero no. ¡Ellas se visten así a propósito! Para mí es un tema misterio. La moda es como el mar y ellas son surfers. Después tenés a las que nadan y a los que remojan los pies. 
Yo soy el que llega revolcado a la orilla y con arena adentro de la malla. 

martes, 17 de mayo de 2011

Los que se creen invisibles (fantasmas)

Hay gente que cree que es invisible. Estaba pensando en los que se cruzan por delante del televisor en mitad de una jugada de gol, pero no vale porque o no les importa o no se dan cuenta de lo que tapan. En realidad quería pensar sobre los que hacen cosas que dan vergüenza. O deberían dar. Creo que ya dieron toda la vergüenza que tenían y no les quedó ni un poco. Hay mucha gente demasiado generosa.

A los que se sacan mocos en el semáforo les tengo una noticia: el rojo no invisibiliza. En la radio el rojo significa que estás al aire sí, pero en la calle es detenerse, no que nadie te ve y tenés vía libre para meterte un dedo en la fosa nasal. Tampoco te hace invisible el hecho de meterte el dedo en la nariz. No, el chiquito tampoco. A lo mejor piensan como los avestruces, que esconden la cabeza en la tierra y creen que porque no ven el peligro, nadie los ve. 

 Después están los que mean en la ruta. Más vale que yo lo hice alguna vez, pero trato de que no venga nadie. Y sí, me da vergüenza que me vean así. No tengo alma de fuente. Pero estos creen que como están haciendo eso la gente no los mira. Es al revés muchachos. Tampoco da para saludar orgulloso.

Hay algunos que directamente no tienen códgos sociales, o no tienen filtros. Ya les dedicaré un post aparte como se merecen, pero dentro de estos me asombran los que se acomodan el paquete en público. Algunos hasta te hablan mientras lo hacen y te hacen sentir que les importa un huevo que los veas. No queda bien, no te vas a levantar a nadie ni vas a ser más macho por hacerlo. Si me dijeras que te dormiste al sol 4 horas en bolas y te acomodás te compro el coraje, pero tironear de la bolsita dejalo para cuando necesitás una bolsa para la basura y se trabó con los individuales en el cajón.

También están los que se sacan comida de los dientes. Meten el dedo hasta la última muela, miran lo que sacaron y se lo morfan. Yo no se si pretenden encontrar algo distinto o comieron tantas cosas. A lo mejor es como cuando encontrás plata en un bolsillo y querés ver cuánto hay: "Uy, encontré un pedazo de cordero de la cena de Nochebuena". O como cuando agarrás la campera con el primer frío del año y encontrás un boleto, te fijás de qué línea, día y hora es para ver si te acordás a dónde fuiste ese día. Ya lo sé, tengo problemas.


Los que se creen invisibles además se creen impunes. Y son como los fantasmas. Todos sabemos que existen y hacemos como que no los vemos.

martes, 10 de mayo de 2011

Te cuentan todo todo todo

¿Vieron que hay personas que son muy comunicativas? ¿Notaron que cuentan todo? Todo. Te cuentan cosas que no alcanzás a comprender por qué te las comparten. Y si se los preguntás ellos tampoco saben bien... "para contarte algo" o "para hablar de algo" te dicen. ¿Para hablar de algo? ¿Quién dijo que hay que hablar de algo todo el tiempo? Seguro fue un tachero...
En fin, estas gentes que te cuentan todo son como una radio. Peor, porque si las apagás se ofenden. Y ahora, desde hace algunos años, se vieron potenciadas por las tecnologías como Facebook y -especialmente- Twitter. ¿Qué hacen? Te cuentan su vida MINUTO A MINUTO. Para mí es un misterio cómo hacen para atomizar tanto sus acciones. Porque va más o menos así:
- "Haciendo una ensaladita! #hoyempiezoladieta" (hace 33 minutos)
- "Comiendo sanito!!!! #sigueladieta" (hace 28 minutos)
- "Ahora me voy a dar una ducha" (hace 24 minutos)
- "Mirando fotis re buenasssss!!"(hace 8 minutos)
- "Jajajajaj @nombredeamigarepelotuda no podes ponerte eso! jajajaj te quiero jajaja besis" (hace 6 minutos)
- "Ay no me banco a @fulanitodegranhermano" (hace 4 minutos)
- "Me salió un granito, alguien sabe como me lo saco?" (hace 3 minutos)
- "RT: @cuentotodo podes apretartelo en el espejo /bueniiiisimooo gracias!)" (hace 2 minutos)
- "Mi espejo es un asco!!!! pero mi frente esta intacta :)" (hace 1 minuto)

No encontré muchas explicaciones lógicas para esta conducta pero puedo inventar. 
  • No lograron entrar en Gran Hermano.
  • No distinguen lo que piensan de lo que hablan.
  • Tienen alma de radiólogo (?)
  • Tienen el síndrom de Víctor Hugo Morales. Solo que ellos te relatan su vida paso a paso, centímetro a centímetro. Y eso no termina bien. Vean
Más tarde les cuento por Twitter cómo sigue esta historia de escribir sobre los que cuentan todo. El próximo será "Publicando".

martes, 3 de mayo de 2011

Mi microondas es un reloj

Sigue ahí, apoyado en el estante, haciendo honor a su situación: está sostenido en el aire y marca la hora. Es lo único que hace porque desde hace 3 días mi microondas ha dejado de cumplir con su función. Parece Zulma Lobato, no calienta nada.

Me hizo pensar en que las cosas, no todas pero sí algunas, tienen una cierta utilidad principal y cuando dejan de ofrecerla, pasan a tener otra. Es el caso de los broches, que también funcionan como cierres herméticos de paquetes de arroz, los alambres del paquete de pan que cierran otros envases, los cepillos de dientes que pasan a ser limpiajuntas de cerámicos y azulejos. Los tubos de cartón del papel higiénico para... La mayoría se convierten en cosas que ocupan lugar y no sirven pero eso es otra historia.

El caso es que mi microondas ahora es como el Big Ben de casa. Es un histórico, tiene su lugar en el ángulo de la cocina -y bien alto- y nos da la hora. Pero lo mejor es que el tipo hace como que cumple con su trabajo. Explico: si le metés el plato de comida y le das al botonito para calentar, hace toda la mímica: ruido, luz, gira el plato. Te digo que si meto unos muñecos de U2 adentro tienen escenario giratorio para hacer el show de 360º pero a temperatura ambiente porque el muy forro no mueve ni una molécula.

Y ahora no se qué hacer. Otro microondas no voy a tener. En una de esas lo meto en la cocina y este lo sindicaliza. Se ponen de acuerdo los dos y me laburan a reglamento capaz que 2 o 3 minutos por día pero entre los dos. Igual con 30 segundos me conformo. No, pero ¿y si lo contagian al lavarropas? Por suerte no tengo mucho más... ah sí... uy qué quilom... noooo... la aspirad... uh, el desperta... uy no te puedo creer. Menos mal que el horno y el termotanque no son eléctricos. ¡La plancha el otro día no calentaba tampoco!

Me parece que voy a llamar a una conciliación obligatoria urgente. Se vino la verdadera revolución, la electrodoméstica.

lunes, 2 de mayo de 2011

Hundido

Me gusta estar cansado y no dormirme. Podría pensarse que sufro pero lo disfruto. Siento que no puedo moverme sin que me duela el esfuerzo y me gusta. No estoy atado, soy libre de cambiar de posición pero el cansancio me tiene amarrado. Siento mi libertad pero me hace bien no querer moverme.

Cerrar los ojos sin tener sueño. Sin quedarme dormido. Sin perderme todo pero viendo nada. Dejar pasar las nubes sin mirarlas. Abrir los ojos y que ya no estén. Todo gira, todo se mueve excepto yo.

La mano contra el suelo; siento la tierra debajo de mí. El pasto me acaricia, las hormigas me exploran y el sol me abraza. Una nube como manta y me dejo dormir por el ir y venir del viento.

Hundido en el mundo, mullido en él.