Ni idea dónde voy pero seguime

viernes, 8 de diciembre de 2023

Wakko

Este posteo tiene dos partes, me parece mucho llamarlas capítulos, porque Wakko se fue en cuotas. Un poco cada día desde que diagnosticamos el tumor pero hubo dos episodios clave para lo que fue el final de la serie que nos tuvo como protagonistas.



Parte 1

7/11/23

Estoy escribiendo esto en presente, mientras pasa. No se bien por qué pero lo hago. Supongo que espero me ayude a hacerme a la idea de que ya no vas a estar en casa.

Tengo que hacer pausas cada tanto porque las ideas me sacan el aire y me quedo mirando la nada.

Te veo respirar, todavía, con dificultad. Y pienso que va a ser mejor para vos, no para nosotros. Que te voy a extrañar cuando me levante y piense que tengo que sacarte a pasear, cuando espere verte acostado contra la pared debajo del reloj. Y la pared ya no está, y pronto tampoco estarás vos ahí.

No se por qué escribo esto hablándote si no podés leer y yo no puedo leer en voz alta para que lo escuches. No se cómo dejar de llorar. No se tantas cosas.


El día que viniste a casa

Pienso en las aventuras que tuvimos juntos y las quiero escribir para no olvidarme, para que algún día las lea Ani. ¿Se acordará de vos? ¿Querrá tener un perro cuando sea grande?

Voy a dejar un punteo:

- Cuando te comiste la bolsa de alimento y Lu te llevó a la veterinaria de urgencia porque no podías caminar ya que la panza tocaba el piso.

- Cuando te soltaste del pretal y corriste a toda velocidad y tuve que hacerte un tackle francés para que no te agarre el 41.

- Cuando corrimos libres en la playa la primera vez que fuiste.

- Cuando te atacó el labrador y casi termino a las piñas con el dueño que no lo sacaba.

- Cuando nos persiguió la jauría de perros callejeros en Comodoro.

- Cuando entrabas a ver los cobayos y conejos en la veterinaria.

- La vez que atacó el perro negro, lo pateé y después me perseguía cada vez que pasaba.

- Tu travesura persiguiendo vacas en Trevelin. Volviste lleno de bosta y cardos, feliz.

- Los paseos de casi 2 horas.

- La primera vez que viste un caballo y querías pelearte.

- Los encuentros con otros Scottish.

Paseando con Lu

- Tus amigas Jana y Fiaca que te atropellaban persiguiendo el disco.

- Los viajes que pare vos eran divertidos cuando parábamos a cargar nafta porque conocías pastos y olores nuevos.

- La vez que llorabas en un hotel cerca de Bahía Blanca y pensamos que querías hacer pis y saliste corriendo como un rayo a campo traviesa atrás de una perra en celo.

Explorando

Fueron tantas que seguro me olvido alguna. Pero la última fue hace una semana cuando encontraste huesos de asado en el tacho y te diste una panzada. Esa fue la última travesura.


Después del corticoide y de sentir que te me escurrías pasó el tiempo y mejoraste. Volviste a salir solo, paseamos un poquito y comías con ganas. Pollo, pescado, zanahoria, manzana, carne (total ya fue). Seguiste acá. Y al menos podías ver cómo estábamos terminando la parte de adelante, la reja para que puedas tener tu pasto y quedarte mirando adelante. Ahora que te decimos "el jubilado" porque te quedás sentado en la puerta viendo cómo pasa la gente.


6/12/23

Debería existir una palabra que represente la sensación de ¿lo opuesto a la orfandad? ausencia de tu perro. 

Como ese segundo en el que te olvidás que ya no va a venir cuando abras la heladera o apoyes las llaves en algún lado. Y caés, no, ya no está. 

Siempre dije que Wakko era el mejor perro del mundo y lo sostengo. Incluso hoy, en el último día de su vida, tuvo la grandeza de evitarme la horrible situación de tener que decidir terminar con ella.

Lo noté raro durante el día así que llamé a la vete y me recomendó hacer una placa. Fuimos hasta el hospital y ahí esperamos algo más de 1 hora nuestro turno. Hicimos la placa y confirmaron que el tumor ya era tan grande que estaba dificultando la respiración.

Me ofrecieron "tomar la decisión", un eufemismo para terminar con su vida. Como habíamos salido rápido y estaba solo con él, preferí ir por el suero y corticoide para que pase la noche pero sabiendo que al día siguiente seguramente tendría que "tomar la decisión". No quería que fuera ahí, en tal caso, que fuera en casa.

Estaba muy quieto hasta que se despertó y activó, se quiso bajar de la camilla. Pensé que estaba mejor, si se quería ir era porque tenía más fuerza, porque nunca le gustó estar en la camilla. Fue un ratito hasta que se adormeció. Me apoyó la cabeza en el brazo y trató de levantarse una, dos, tres, cuatro veces. Se aflojó. "Ya está, Wakko. Ya está. Andá. Fuiste el mejor perro del mundo". 

Sentía su corazón latiendo despacito contra mi mano. Llamé para que venga el veterinario hasta que caí que se iba. Que no podía cambiar eso. Elegí quedarme con él antes que ir a buscar ayuda porque preferí eso que arriesgarme a que se muriera justo cuando no estuviera. 

No quería que fuera ahí, así, pero estaba conmigo. En mis brazos. 

Como pude, metí la mano en el bolsillo para sacar el celu y avisarle a Lu lo que estaba pasando por si quería que escuchara su voz antes de irse. Le mandó algo. Lo puse en altavoz. Seguían llegando mensajes.

Le dije que era feo y que lo quería mucho, le rasqué la cabeza y eso fue todo. Dejé de sentir su corazón contra mi mano y se quedó completamente laxo. Me quedé con él así unos minutos. No lo quería dejar en la camilla. Hasta que vino el veterinario y le conté. Charlamos un poco. Me contó de su perro, que le pasó algo similar. 

Hice unos trámites y me quedé para despedirme. Le hablé, le dije muchas cosas y lo acaricié como si todavía pudiera sentirlo. Me encantaría creer que hay algo más, que está ahí, que siente, que sabe.

Me despedí y salí. Me lavé las manos y no me podía ir. Volví a hablarle, a hacerle mimos. No podía salir de ahí sin él. Sabiendo que le decía "chau feo" por última vez. O "nos vemos en un rato" o "después te vengo a buscar". Creo que le dije "nos vemos, feo, después te vengo a buscar" y bajé. 

Llegué a casa. Lu pudo ir a despedirse entonces. Y acá estamos, Pasaron menos de dos días y todavía sigo pensando en él. Si abro la heladera va a venir o espero el sonido de las uñas sobre la cerámica. Me parece escuchar el plato que se mueve o el collar cuando se sacude.

Lloro cuando me despierto porque no le tengo que abrir la puerta para que salga al árbol o si me doy cuenta de su ausencia en algo tan cotidiano como ir al baño a la noche teniendo cuidado de no pisarlo porque es negro y no se ve.


Wakko corriendo en la playa

Nunca había estado durante la muerte de alguien, mucho menos de un ser (perrsona en este caso) querido. Y dentro de lo triste, angustiante y desconcertante, podría decir que fue algo lindo. Al menos haber estado con él, juntos. 


Desde que supimos del tumor, supe o quise que fuera así, en mis brazos. No se si a él lo tranquilizaba pero a mí sí. No podría pedirle más. Fue demasiado perro para mí, me hizo una mejor persona, no tengo dudas. Me enseñó de empatía, de amor y fue mi ensayo de paternidad.




Una de las últimas juntos

Wakko

Wakkito

Wakracio

Wakirio

Rubén, Rubencio

Coco

Coquito

Negrito

Walkie talkie

Feo


Te extrañamos tanto, no importa cuando leas esto.