Ni idea dónde voy pero seguime

jueves, 10 de diciembre de 2009

No somos nada


"No somos nada" se puede escuchar en un montón de situaciones pero es, sin dudas, frase de cabecera en un velorio. Existen muchas de estas frases de bolsillo a las que apelamos en un momento en el que no hay mucho para decir, y hay temor a decir algo que no sea adecuado para ese momento. Entonces uno mete la mano en el bolsillo, revuelve un poco, y a tientas saca algo.

No importa demasiado la profundidad de la misma. Es más, cuanto más remanida mejor. Más segura. Menos riesgo de meter la gamba. Por eso es preferible tirar una "qué cosa eh, hace un mes lo vi bárbaro" antes que un "¿la gente de las casas velatorias hará guardias o tendrá turno fijo?". Y no es que esté mal preguntar eso, pero hay momentos donde la pregunta no tiene lugar. Por inocente que sea. Obvio que hace un mes estaba bárbaro en comparación, ¡estaba vivo y ahora está pálido y frío, boludo!

Es más, yo creo que uno va por la vida aprendiendo estas frases de bolsillo que no dicen demasiado por supervivencia. O sea, tenés un repertorio de frases para no quedarte callado pero que no aportan demasiado a la charla. Y el damnificado del finado así lo entiende, y valora tu complicidad al decir algo esperable. Prácticamente hablamos de un ritual en donde el familiar del finado hace de jurado y uno es el participante. La diferencia con un programa de TV es que acá no tenés que destacar sino pasar como uno más. Y para eso tenés que usar alguna de las tantas. Por ejemplo:

- Qué cara de paz que tiene
- Era de bueeeeeeeeeeenoo
- Si habremos pasado tiempo charlando al pedo
- Todos lo querían en el laburo/club
- No somos nada
- Al pedo las cosas materiales si no te llevás nada
- Mi más sentido pésame

La sociedad nos da las cartas para jugar al juego y uno tiene que usarlas o corre el riesgo de quedar como un insensible. O como un desubicado. Imaginate tratar de hacer un comentario sagaz y ocurrente en un velatorio. Algo como "che qué golazo si pusieran una máquina de snacks por si te agarra hambre, ¿no? Te llenás de guita" puede despertar desde indignación hasta violencia física. ¿Por qué? Porque al finado no se le roba el protagonismo. En eso el tomuer es como la novia. Es su noche. La mujer que va de blanco al casamiento de otra no tiene código. Las demás la acribillan a comentarios por la espalda.

Por eso nadie tiene vergüenza por tirar una de esas frases que en cualquier otro momento no pronunciaría. Suponete, en la puerta del banco en 2001 decirle a un cacerolero/ahorrista estafado "no importa lo material, no te lo llevás al cajón". O "lo importante es la salú..." (es importante saber que en esos casos la d no se pronuncia). Ni siquiera un "mi más sentido pésame". Aunque quisieras consolarlo (igual que en el velorio) terminabas adentro de una cacerola hervido en vinagre y sal, y capaz que cortado en pedacitos para alimentar chanchos salvajes en el nordeste de Brasil.

Y no tendrías velorio, ni frase común ni nada de todo eso. Hasta para morirse hay convenciones. ¡Qué lo parió!

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