Ni idea dónde voy pero seguime

martes, 7 de septiembre de 2010

Soy un dislocado

De un tiempo a esta parte, no podría precisar qué tanto ni hace cuánto, sospecho que estoy dislocado en lo que a ciertas convenciones sociales se refiere. Si han leído otras entradas de mi blog -qué otra cosa más que entradas podría tener yo- habrán seguido este derrotero invisible que he trazado hasta el día de hoy.

He hablado sobre cómo me siento cuando me cantan el feliz cumpleaños -otro día les cuento sobre el feliz feliz en tu día-, qué me pasa con los velorios, pedir direcciones en la calle y alguna otra situación que requiere un trabajo de detective privado para con los protocolos. Es decir, seguirlos.

Bien, sucede que a veces yo me reconozco socialmente o convencionsocialmente dislocado. Eso no me impide comportarme de tal modo, conozco y uso esas reglas para no subrayar mi insanidad. Pero lo cierto es que me hacen sentir ridículo, tonto, falluto, aburrido, inseguro, angustiado, amaestrado, robotizado, incómodo y, por supuesto, pelotudo. Bah, MUY PELOTUDO. ¿Por qué me dirán ustedes? Bueno, tengo una respuesta que he elaborado luego de pensar mucho. Sí, aunque no lo crean pensé mucho. Miré Memento y traté de entenderla. Pensé y pensé, no pude. Me resigné y me puse a escribir este post.

En fin, creo que me siento así porque cuando debo comportarme dentro de ciertos cánones sociales me siento así. Me pasa lo mismo cuando tengo que vestirme de playmobil (llámese oficinista también). No me siento yo. Me siento trucho. Trucho conmigo mismo. Tan auténtico como mi Office 2007. Tan fiel como Roviralta.

Larga la introducción, quiero pasar a algunos ejemplos de la vida cotidiana en los que he expirmentado esta aborrecible sensación. Paso a enumerar.

1. En la "siguiente cita". ¿Va pico o mejilla? ¿Nunca se sintieron como una foca entrenada que tira el hocico hacia adelante y luego al costado?
2. Cuando alguien está muy orgulloso de algo que hizo, me pregunta mi opinión y a mi no me gusta o me parece directamente horrible. Me cuesta mucho mentir pero me consternaría decirle "me parece una cagada". Alguna vez intenté un "mirá, a MI no me gusta, pero hay público para todo y mi opinión no es importante". Hasta ahora nadie me dijo: "Si no fuera importante no te la hubiera pedido, ¿no te parece?". Pero bien merecido me lo tendría.
3. Charla de ascensor, escalera o lo que gusten con alguien a quien no soportamos. No estoy de acuerdo con que haya que conversar con quien no me agrada. No soy amargo, soy selectivo. ¿Un forrito? Puede ser, pero honesto conmigo mismo. Ya ni la falsa sonrisa me sale últimamente.
4. No me banco el "sí, sí, después hablamos". ¿Hablamos después cuándo? ¡Claridad gente!
5. Me generan mucho odio los pasitos de baile. No, ya sé que no bailo bien. Pero mal y predecible es peor.
6. En los velorios, no me gusta decir "mi pésame". No hablamos así. A lo sumo lo siento, pero se puede entender como que sentís el espíritu del finado ahí. Me dio cagazo che.
7. Responder a los "felices cumpleaños". Claro que hay buena onda en ellos, pero yo no hice nada por nacer, ¿por qué me felicitan a mí?
8. Los "¿falta mucho?" que no dependen de mí. No sé, no depende mí. "¿Pero falta mucho?"

Es más, ahora estoy tratando de buscarle un cierre a esto y no me gusta nada de lo esperable, así que esta vez me despido con un "gracias, vuelvas prontos".

3 comentarios:

budin dijo...

Coincido en el 79% de tu entrada. El 21% me lo reservo por si algún hijo de puta quiere cobrarme IVA.

A lo nuestro: Nada peor que esforzarse en hacer lo que a uno no le sale naturalmente. No solo por sentirse un immbécil (ese es un dato menor y hasta distractivo si se quiere) sino porque uno se acostumbra a actuar "con manual" y luego "por inercia" (ejemplo: suena el teléfono y lo atendés, podrías no atenderlo porque nadie te obliga y por si fuera poco y querés más excusas, no te ven del otro lado, pero el sonidito del "riiiiing riiiiing" característico implantado en alguna neurona desde que tenemos uso de razón indica que TENÉS que acercarte al aparato, levantarlo y luego decir: "¡hola boludos!" y ademas seguro comerte un garrón porque la gente en gral llama para molestar, nunca con soluciones), ejemplo muy estúpido pero clarificador... CREO.

Ahora, dentro de la lista de items que planteas, y más específicamente con el item 1, no pude evitar recordar que en la primer salida que tuve con un chico que me gustaba mucho mucho mucho pero que no admitia que me gustaba por cagona y ademas de no admitir que me gustaba me tome mi tiempo en aceptarle una salida por el mismo motivo, le chanté tal beso en la boca previo a decirle "hola", que dirimió ipso facto todo asunto de incomodidad que pudiera haber habido. El tema es que son pocas/os las/os que no tienen el chip de "el la primera cita no" y menos aun las/os que tienen las tetas/bolas bien puestas para hacer lo que se les canta, sin pensar en el "que dirán".

A veces está bueno cagarse en el "deber ser".

Conclusión: Pico, usted chante pico, siempre es mejor que sobre y no que falte.

Br1 dijo...

Gracias, budin por el comentario y el consejo. Pero creo que saludar con un pico en un velorio se pasa de lo no esperable y se acerca a lo indeseable :)

Nina Regina dijo...

Pero usted no es un dislocado!, dislocados serán los demás si aceptan esas convenciones sin sentirse pelotudos! pero así es, hay mucho de ritual y aparencias en las relaciones sociales...si nos comportaramos de acuerdo a lo que pensamos, daríamos bastante miedo!
Saludos,