Ni idea dónde voy pero seguime

jueves, 29 de abril de 2010

Soy animal

No quería dejar de saludarnos en nuestro día. No hay que olvidar que somos animales a pesar de que usemos ropa y vivamos en casas. Yo no me ofendo si alguien me dice que soy un animal. Creo que no es algo negativo. Inclusive si te lo dicen haciendo alusión a tu incapacidad de razonar. ¿No está bueno a veces hacerle caso a los instintos?

A partir de eso quería recopilar situaciones en las que me he sentido un animalito más del montón, que perfectamente podría haber formado parte del Arca de Noé. Más de una vez pateé como un caballo. Hice muchas monerías y también tengo memoria de elefante.

A lo mejor alguna vez moví la cola de contento (¿quién no bailó o saltó de alegría frente al espejo?) y por supuesto que me hice el oso. También una vez me sentí una cucaracha y hasta fui pesado como una mosca. Pero por suerte nunca me sentí una ameba.

Morí por la boca como un pez y he aplaudido como una foca. También tuve mi melena de león y me camuflé como un camaleón para zafar. Me porté como un perro amaestrado y también como uno callejero. Tuve pocas pulgas, me mordí la cola y di vueltas en círculo. Me sentí el hipopótamo de Pumper nic por comer mucho.

Tomé como un camello y me jorobé. Seguro que alguna vez tuve lágrimas de cocodrilo y cambié la piel como una serpiente. Creí en la cigüeña; disfrute de mi vista de lince cuando era más joven. Trabajé como burro y tiré para adelante como un buey. Me callé muchas veces pero me fui rumiando lo que pensaba. Puse garra y nadé contra la corriente como un salmón. Me sentí como pez en el agua y jugué a los flippers.

Feliz día para todos los que alguna vez nos sentimos un poco animales.

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