Ni idea dónde voy pero seguime

martes, 27 de marzo de 2012

Los comodistas

Sus habilidades son inobjetables. Están los que no cambian el rollo de papel higiénico y te dejan el cartoncito ahí, abandonado. Que te mira como diciendo "mirá qué gil que sos que me vas a tener que cambiar vos".

Hay otros que se especializan en lo que se relaciona con el agua. Tenés a los que nunca hacen jugo. Dejan el culito en la jarra, menos de un dedo de alto, para que el siguiente sea el que lo prepare. Y lo tome natural, obvio.

Dentro de la misma especialidad podríamos ubicar a los que en el laburo no cambian el bidón del dispenser de agua. Sí, algunos aducen falta de fuerza física, pero sepan que va de la mano con la ausencia de fuerza de voluntad.

Por último para cerrar la categoría de agua y derivados quiero mencionar a los peores. Los que actúan con la impunidad de haber pensado antes friamente. Los que no rellenan la cubetera.

Estos últimos son letales porque la desilusión y la bronca que genera una cubetera vacía es irreparable. No será hasta dentro de una hora -mínimo- que podrás disfrutar de un cubito. Merecen venganza. Agua con sal les recomiendo.

Ni hablar de los que se aprovechan de tu envión cuando vas al kiosco. Ellos no van jamás. No conocen al kiosquero. Es más, no saben dónde queda el kiosco. Ni la casa de comidas.

Nunca van. Siempre (se) aprovechan. Tampoco llaman eh. Ah, no.

Hay otros que se perfeccionan en el viaje. Esperan agazapados hasta que te vayas de un lugar para saltar al auto con vos. Aguantan sueño, aburrimiento, pis, hambre, yo creo que hasta un cólico renal, con tal de que los lleven de arriba. Y no es por tacaños, es por la sensación de que sea "de arriba". Comodismo o facilismo como le dice un amigo mío. Se cura. Cuesta pero se cura.

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