Bueno, me dije, hay que hacer de cuenta que empezó diferente. Me paré, fui hasta el placard y cuando quise deslizar la puerta corrediza tuve mi segundo regalito del día. La puerta se salió de la guía. Creo que hay dos cosas que me ponen muy muy mal. Una es la ley de gravedad (por ser infalible, no porque las cosas se caigan). La segunda es la puerta del placard trabada.
Saqué la primera hoja, fácil. Saqué la segunda hoja. Difícil. Sentía que estaba deshojando un placard. "Me quiere, no me quiere" me faltó decir. Saqué la segunda, la levanté cuidadosamente con mi pie desnudo, me clavé un par de astillitas por supuesto, y la calcé en la guía. Tensión, temor de haberlo hecho mal... Intento deslizarla y... ¡por supuesto! No calzó bien. Repetí el procedimiento un par de veces hasta que empecé a transpirar. La llevé hasta un extremo, me agaché y me di la cabeza contra el marco de metal. Precioso mi despertar de hoy. Faltaba que se me cayera encima una morsa con olor a chivo y creo que era perfecto.
Logré calzarla pero no corría bien, se frenaba al centímetro y medio más o menos. Le faltaba un pequeño empujoncito. ¿Querés que te de un empujón suavecito? Le pregunté con los dientes apretados. Tomá, hija de puta. Y haciendo caso omiso de lo que escuché de chico alguna vez, solucioné algo en mi vida a los golpes.
6 comentarios:
por suerte no era de metal la hoja, como vi ventana... alguna vez escuchaste una hoja de metal salida de sus patines???
¡Eso es una guillotina!
Breins... siempre puede ser peor! (si esto es un aliciente por favor que alguien me pellizque)
Claro que puede ser peor. Acabo de comprar un Mocoretá sabor "cola" pensando que era manzana. Y no es lo peor. Rinde 6 litros.
jejejje. buen día!
me encanto esta imagen: Sentía que estaba deshojando un placard. "Me quiere, no me quiere"
Es que yo tengo un flor de placard.
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