Ni idea dónde voy pero seguime

viernes, 12 de octubre de 2012

520

Quinientos veinte años han pasado desde que llegó Colón con sus barcos al Continente donde vivimos nosotros ahora. Cuentan los libros de la primaria que eran marineros valientes y fieros. Hombres que supieron soportar condiciones durísimas hasta llegar al Nuevo Mundo, que los esperaba ansioso para ser educado y mejorado.

Cuentan otros libros que en América no había enfermedades tremendas como la viruela. Que había matemáticas, astronomía, artesanías y un montón de formas de sabiduría. Por ejemplo la de de no darle más valor a un metal que a una vida. 

Que los animales eran casi dioses y se respetaba a la Naturaleza. Los salvajes que habitaban el luegar vivían con ella. 

Gracias a los españoles que vinieron los locales conocieron lo que era el caballo aunque en realidad hace poco me enteré que originariamente era americano y después de pasar a Europa se extinguió. 

Después de cinco siglos por suerte las cosas han cambiado mucho por aquí. Ya nadie vive pendiente de los metales preciosos. La vida es lo más sagrado y todos somos iguales. A nadie se lo esclaviza ni se lo eleva por sobre los demás.

Los animales son libres y viven en su entorno natural que se ha mantenido igual gracias a la intervención de nosotros, los hombres blancos buenos.

Ese mundo salvaje y terrible, de fantasías y leyendas herejes fue prolijamente borrado del mapa. Hoy deben quedar algunos restos por ahí. En reservas, no sea cosa de que se nos tome por genocidas. Por suerte las únicas religiones permitidas son las verdaderas. Las que Dios ha aprobado. 

Tendremos agua pura para siempre. Y sino tomaremos gaseosas, que son mucho más ricas. Y tendremos técnicas avanzadas para cultivar tomates 10 veces más grandes que los que habrán probado por primera vez aquellos hombres valientes y fieros que llegaron a conquistar estas tierras.

Por suerte todo ha cambiado. ¿Se imaginan qué sería de América hoy si nadie la hubiera descubierto? Un lugar virgen y salvaje. No tendríamos a valientes generales en los billetes de mayor valor. Ni zoológicos para ver animales exóticos.

Miren si en vez de buenos y valientes hombres hubieran venido asesinos y presos. Enfermos con pestes tremendas. Codiciosos con ganas de hacer miserable la vida de otros. Qué bueno que eso nunca pasó. Imaginen lo que seríamos nosotros ahora si fuéramos nietos de esa gente. Tendríamos hábitos corruptos, discriminatorios. Mataríamos a otros por ser inferiores (no distintos, inferiores), nos burlaríamos de sus costumbres y de sus creencias. Pensaríamos "pobres, ya van a llegar a pensar correctamente". Los catalogaríamos por su color de piel o por su idioma inferior, sus dialectos.

Nos asombraríamos de gente que cree que en cosas que no existen como la energía mientras vamos a misa para salvar el alma. Menos mal que tenemos la verdad con nosotros. Que somos los iluminados. Por suerte los equivocados fueron otros.

Y dentro de algunos años quizás esa América salvaje será casi un mito. Qué bueno poder recordar las cosas como son.

Felices 520 años Vaya que han sido felices. Dénle un besito a Roca para agradecerle.

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