Ni idea dónde voy pero seguime

martes, 3 de julio de 2012

Hermossa

Hoy no tenía pensado escribir. Mucho menos esto. Nunca pensé que el domingo había sido nuestra despedida. Quizás hubiera hecho algo diferente de haberlo sabido. No sé. Tal vez estuvo bien así, como siempre, como cada vez. 
Fueron las últimas mandarinas que compartimos porque a pesar de tu fanatismo por esa fruta nunca aprendiste a pelarla. La última vez que no me querías dar la pelota para que te persiga. Y que me diste la pata. Justo te pregunté, "¿cómo hacés para aguantar estos dos?" y me miraste con ojos de paciencia infinita. Yo te entendía y vos a mí. 
Por ahí fue tu manera de despedirte. Creo que algo percibí. Ahora me voy a acordar de vos cada vez que vea una manguera que riega o el filtro de una pileta. Estarás persiguiendo chorros de agua en otro lado. Espero. Y me quedo con los juegos alrededor de la mesa blanca, donde eras inalcanzable. Y con tu cabeza entre mis rodillas mostrándome la pelota de tenis para que te la tire lejos. Me acordaré de vos cuando pase por el hipódromo porque ahí íbamos a correr juntos. De la vez que tuve que pedirle un balde a un kiosquero para que puedas tomar agua y me dio el de los Pico Dulce. No querías caminar más después. Y no eras como para llevarte a upa. Ya no tengo mucho como para decir. Creo que te dije siempre que te extrañaba desde que no vivimos juntos. Así que ahora te voy a extrañar hasta que nos volvamos a ver.

1 comentario:

Doctor Kaos dijo...

Abrazo, hermano. Me hiciste lagrimear.