Ni idea dónde voy pero seguime

lunes, 29 de agosto de 2011

Vieja de bondi

Una vieja subió al colectivo. La vi pasar entre el gordo de buzo verde y pantalones tipo hip-hop y la minita con el pelo planchado de hace unos días, que está entre Grecia Colmenares y Calculín. Yo estaba sentado en el fondo. Asiento central de los 5. Ese que es el menos incómodo para dar paso pero que tiene el riesgo de no tener obstáculos delante si el colectivero decide frenar de golpe. La vi cómo iba por el pasillo tratando de no molestar, apenas podía sostenerse. No llegaba a agarrarse de las argollitas con publicidad de lo petisa que era. Nadie le daba el asiento. Uno miraba por la ventanilla, otro se hacía el dormido. Una minita leía un libro de autoayuda -poca hacia los demás- y así fue que llegó a la puerta del medio. Subió el escalón y nada. El pelado de barba no se inmutó cuando la vieja se le paró al lado; se aproximaba y yo pensaba en que no podía ser que esto pasara.

Es inadmisible que una señora de setenta y pico de años llegue hasta el fondo del colectivo y nadie le haya dado el asiento. A mi alrededor, todos y todas eran más jóvenes que ella. Ninguno tenía bastón, ni yeso. La vieja vino y se puso frente a  mí. Le pregunté "¿quiere sentarse, abuela?" y me dijo "bueno, si gusta". ¿Si gusta? ¿Si gusto darle el asiento? No, honestamente no, pero me da vergüenza ajena el resto del bondi. Si fuera por mí iría sentado cómodo pero me educaron así. Y me levanté. Y pensé que a lo mejor esa señora a la que le di el asiento podía ser una Elena Cruz. Tal vez no se lo merecía. Por ahí había pinchado pelotas de fútbol con agujas de tejer, o le había tirado lavandina en el auto al vecino que lo lavaba. Porque las hay. Hay gente hija de puta que cuando es vieja sigue hija de puta solo que envejeció, ya lo dijo Enrique Pinti. Y me dio bronca. Me dio bronca porque no sé a quién le di el asiento. Me dio bronca poner la cara por mi generación, sin saber si a lo mejor esa mujer merecía o no sentarse.

Y me indigné porque esto antes no pasaba. No señor. ¿A dónde se fueron los buenos modales, la decencia y el pudor? Antes las viejas se quedaban en el primer asiento. Tercero como máximo y las sentaban. Ahora van hasta el fondo para buscar asiento. Están muy zarpadas últimamente.

2 comentarios:

Prof: Cecilia González dijo...

hasta a Elena Cruz tiene los derechos que corresponden a la tercera edad.

Br1 dijo...

Bueno, yo no hablaba de derechos por ley. Me parece que se pueden hacer excepciones cuando las buenas costumbres no se corresponden con buenas personas. No son leyes sino comportamientos esperados. El respeto también se debe merecer.