Ni idea dónde voy pero seguime

martes, 23 de agosto de 2011

Cerca

Cuando te pasa algo que podría haber sido grave, se te sacude la vida. Es como si te metieran en una coctelera y empezaran a sacudirte. Todo lo que llevas adentro se te sale y va por los aires, agitado con vos. Cuando para el sacudón podés ver lo que había. De alguna manera te sirve como para ajustar un poco las prioridades y valorar. Separar lo urgente y lo importante.

Creo que cada tanto a todos nos toca. A veces te raspa y a veces te pega de lleno. Será cuestión de suerte, de destino, la verdad es que no lo sé. Lo que me preocupa es que pasa. Nadie tiene nada asegurado, ni siquiera su propia vida. Por angustioso que resulte esto es así.

Determinados episodios, enfermedades, accidentes, etcétera hacen que a veces miremos un poco nuestras vidas desde afuera, como si fuéramos otros mirándonos. Porque cuesta creer que sea cierto lo que pasó, o lo que casi pasa. A lo mejor son pequeños avisos de lo que es inevitable. Tal vez así se le quita el efecto sorpresa.

Lo que sí te queda es un delay. Te colgás y pensás en ese momento una y otra vez, repasándolo como para no olvidarlo nunca más en tu vida. Lo recorrés como los sulkis dan la vuelta a la plaza, de memoria. Y le ponés variantes porque los seres humanos somos de preguntarnos "¿qué hubiera pasado si?". A veces no podemos imaginar todas las posibilidades, pero con algunas alcanza. Si no hubiera tomado ese mate, si hubiera parado 4 minutos a hacer lo que no hice, si… es imposible saber "qué hubiera pasado si". Pero es difícil dejar de pensarlo también, porque la pregunta que te nace es ¿por qué? o ¿por qué no?

Lo que es feo es no poder concentrarte en otras cosas. Se te pasa con los días, con la rutina que de a poco te lleva a dejar de pensar tanto en eso que va a pasar. O a dejar de pasar.

A veces nos pasa cerca. Demasiado cerca.

1 comentario:

Familiarizada dijo...

hay situaciones que me raspan y me encienden como a un fosforito