Ni idea dónde voy pero seguime

jueves, 10 de junio de 2010

Los anagramas nos condenan

 Al ya conocido anagrama que nos duele sobre sobre argentinos e ignorantes quisiera sumar otro. Lo siento pero tampoco es muy agradable el descubrimento telúrico que hice hace un rato nomás. Es más, a lo mejor sea antecesor del otro. Pero basta de preámbulos, a los bifes. O al asado. Bueno, para el lado del campo iba.


¿Quiénes nos representan ante el mundo como figura típica del floklore? Los gauchos. ¿Cuál es el anagrama posible? Guachos. ¿Qué es un guacho? En realidad es un huérfano de madre pero nosotros en estas tierras lo aplicamos para referirnos a una persona que no es buena. "Fulanito es medio guacho, tenés cuidado". O bien para hablar de alguna persona, "es un lindo guacho". Para ablandar una actitud: "No seas guacho". 

Pero el diccionario me deasnó. También puede usarse para referirse a una planta que crece sin ser sembrada. Algo indeseado digamos. O como podríamos decir nosotros para una planta indeseada: un yuyo. Y no hablo de Amalia González.

Así que si el resto del mundo nos identifica con los gauchos podríamos pensar que que nos ven como algo que crece sin haber sido sembrado. Un yuyo. ¿Lindo no? Hay que verle el lado positivo. Yerba mala nunca muere.

O también podríamos ser huérfanos de madre. Y justo nos meten en la cabeza desde chicos que España es la madre patria. ¿Madre patria? Las madres ayudan a sus hijos a crecer y ser mejores. Y España no tenía esa intención. A lo sumo podríamos decir que es nuestra madrastra de historias de Disney. Después de unos años nos independizamos de la madrastra patria y vivimos solos. Bah, con muchos hermanos alrededor. 

Tenemos uno al que consideramos más chico pero que en un montón de aspectos es más maduro. Tenemos otro con el que está todo mal y otro no tan cercano porque parece que no hablamos el mismo idioma. Con ese competimos. O creíamos eso durante años. Ahora vemos que son bastante más grandes que nosotros. Y de nosotros, de nosotros siempre pensamos lo mejor. Y lo peor. Somos un poco extremistas. Medio melodramáticos. Casi adolescentes. A veces ignorantes, a veces guachos y siempre, siempre, muy argentinos. ¡Nosotros, argentinos!

No hay comentarios: