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sábado, 7 de junio de 2014

Contrapesos

Casi por casualidad; medio en broma, acuñé el término contrapeso para referirme a las personas que tienen gustos digamos particulares. Digo así en sentido literal porque prácticamente son los únicos que gustan de ciertas opciones de equis cosa.

Me explico un poco. El contrapeso es aquél que, ante la posibilidad de elegir, decide lo menos masivo. No confundir con el que es rebelde o que busca ser original. No, no, nada de eso. El verdader contrapeso es auténtico y fiel a sus principios.

Hay personas que son 100% contrapesos. Ellas eligen los sabores de helado que nadie más quiere. No les importa la moda. Suelen comer helados minoritarios como Quinotos al whiskey o sambayón y mueren por las empanadas que cualquiera de nosotros (la mayoría) aceptaría resignadamente o con cara de "no puede ser, ¡otra vez choclo!".

Estos importantes elementos en el equilibrio social suelen ser tildados y señalados por los demás como raros. No los entendemos. Quienes tenemos gustos más masivos los vemos como bichos raros. No por ser diferentes sino porque se deleitan con cosas que para nosotros serían un castigo.

Hay contrapesos muy necesarios como los de búsqueda de pareja. Imagínense que pasaría si a todos los hombres de un grupo les gustara la misma persona. Suele pasar que a la mayoría pero fíjense, siempre hay uno que quiere a una que nadie más desea.

No siempre los contrapesos son con acciones positivas. Quiero decir, a veces hay actos o elecciones que van por el no y no por el sí. Por ejemplo los contrapesos que no comen chocolate o dulce de leche. Y es real, no les gusta. Y lo más lindo de todo es que yo para ellos soy un contrapeso porque no me gustan las aceitunas, la cerveza y el jamón crudo.

Así es. Todos somos en algún ámbito, contrapeso del resto. Y si creen que no revisen sus gustos y sopésenlos con otros. Verán que no a todos les gusta lo mismo y que ustedes también pueden ser raros.

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