Ni idea dónde voy pero seguime

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Uno de esos días

Empecé cruzado. Primero la culpa fue del tránsito. Los bocinazos, la gente que cruza por cualquier parte, la falta de respeto al otro. Ya ni siquiera hablo de ignorarlo (indolencia le llamó Simmel), sino del egoísmo y la falta de consideración por cualquier otro ser vivo que pueda estar alrededor.

Después fue el sorete de perro a mitad de la calle. No uno, varios. Palermo es un lugar donde hay libertad para cagar. Cagan los perros en la calle y te cagan cuando comprás comida. ¡$4 una empanada! Y para colmo llego al trabajo y resulta que es el día de preguntar pelotudeces y no sabía. Se pusieron de acuerdo los clientes y todos te minan la casilla de mail o te acribillan a preguntas (pelotudas) por msn. Y yo pensaba "si pudera tener un cassette para respuestas".

Y al cliente no le gusta el color rojo, está bien pero quiero más punch, tal vez lo podemos mejorar un poquito, yo no me lo había imaginado así... Y llegó el momento en el que ni yo me aguanto. ¿Qué hago, me voy a almorzar afuera? Me vendría bien, pero justo en ese momento, cae el mail bomba. Y ya son las 14.30. Y tengo para 1 hora mínimo, y no llego, y me quiero ir, pero tengo hambre. Me cruzo un toque al almacén y sale un pebete de jamón y queso.

Vuelvo feliz, 3 llamadas perdidas. Mi jefe, que lo llame. Nada grave. Me preocupa más cuando me dice eso que cuando no. Porque si no dice nada es porque no hay nada para decir, ¿si no es grave para qué aclarar? Llamo. Ocupado. Mensaje. Pienso qué pelotudo parezco cuando hablo en inglés, pero no me queda otra. Me muerdo la mejilla y me siento más pelotudo todavía. Ahora mi acento más que sudaca parece de boxeador cagado a trompadas. Tengo el cachete más inflado que el culo de Nazarena Vélez. Y me dieron mal el vuelto.

Bueno, ya son las 16.30. Falta poco y me voy. ¿Qué puede pasar? Espero que no mucho. Dejo pasar el tiempo, escribo un ratito en el blog. Miro la hora cada 3 minutos para ver si pasa más rápido. Me siento de nuevo en el colegio: recreo de 10 minutos y un pebete. Falta que venga la directora a decirnos que compremos un Aula 5 de Santillana...

Las 5, ya me voy, ya me voy. Mensajito: se canceló el fútbol. Qué cagada. Bah, mejor, no tenía ganas. Aprovecho y voy a... No, qué voy a ir. Me voy a casa a mirar tele y no pensar. Panza arriba como un sapo. Aunque los sapos no miran tele. Y mañana, cuando piense en ayer me voy a sentir con culpa porque "no hice nada". Puta que sí hice, pasé otro día sin un ataque de locura.

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