Ni idea dónde voy pero seguime

lunes, 15 de septiembre de 2014

Paranodia

Hace poco una situación me hizo pensar en una fusión de dos palabras: paranoia y odio. Ver y escuchar a alguien furioso, enojado con algo o alguien y notar como cualquier suceso o situación en su vida es responsabilidad y culpa de aquello que odia (directa o indirectamente) es sorprendente. Por absurdo que le pueda parecer a quien no comparte su odio.

La fuerza persuasiva que tenemos para convencernos de que las cosas son de cierta forma porque aquello que odiamos así lo quiso, es asombrosa. Es irracional por supuesto, casi fanático en su mecanismo pero termina por ser real para quien así lo cree.

"Yo lo sé. Yo sé que es así porque lo sé. No necesito investigarlo. Sé que es así". Bueno, por supuesto, para qué revisar algo que creemos o pensamos si porque  lo enunciamos ES. Lo cual me hace pensar en otra cosa: ¿qué opinión sobre nosotros mismos hace falta tener como para usar tal mecanismo?

¿Será que sabemos todo y por eso no necesitamos leer, informarnos, investigar? No somos nosotros los que somos definidos por el mundo sino al revés. Si nuestro pensamiento es la verdad y la realidad y ella se construye a partir de lo que nosotros creamos ¿no habría tantas verdades y realidades como opiniones formadas? Bueno si todos fuéramos igual de revisionistas en nuestro alcance tal vez. ¿Pero qué pasa cuando alguien SABE que ES como piensa? Básicamente TODO LO DEMÁS está MAL o es FALSO.

Me cuesta quizás ponerlo en palabras pero veo cierto delirio en esto. Una mezcla de odio y paranoia como dije al comienzo que funciona para quien la ejerce no como justificación de la realidad sino como molde de la misma.

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