Ni idea dónde voy pero seguime

lunes, 8 de septiembre de 2014

Horizontal

Si alguien me pregunta cómo es la Patagonia lo primero que viene a mi mente es "horizontal". Nada describe mejor la topografía y la sensación que se tiene aquí que esa palabra.

Tal vez sea por ser de otro lugar, de una ciudad grande como Buenos Aires, que es más bien vertical con sus edificios.

El Sur parece infinito. El mar parece infinito. El paisaje ondulante, lunar, interminable. La escasa vegetación que se camufla con el color tierra. La vista ininterrumbida durante kilómetros. Y el sol. El sol pega diferente acá.

Así, en horizontal, uno se siente diferente. Pequeño en medio de lo inmenso. Aislado entre la desolación. Seco. Árido. Pero con la posibilidad de girar y girar sin ver a nadie a la redonda. Una sensación extraña que produce una mezcla de satisfacción, alivio y tensión. Una libertad anónima, ignota.

Es como si cada uno supiera que tiene sus prácticamente 11 km2 que si mal no recuerdo era la densidad poblacional de la zona en promedio cuando iba al colegio.

¿Se imaginan no tener a nadie pero a nadie en 11 Km a la redonda? Poder gritar sin que te escuchen, hacer sin que te vean. Existir sin que te sepan.

En Buenos Aires hay más gente pero cada uno va más camuflado. El espacio es más vertical. Podemos mirar hacia arriba. Buscamos el espacio así, el aire. Los que queremos horizontalidad vamos al río o a veces a alguna pastura llana. Pero no hay ningún lugar que te ofrezca lo mismo que hay acá. Nadie más que vos en un lugar, sin absolutamente ninguna estructura o rastro de humanidad en kilómetros.


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