Ni idea dónde voy pero seguime

miércoles, 23 de octubre de 2013

Policía conductiva

Siempre fui de indignarme con las actitudes egoístas que no tienen en cuenta el pejuicio a un tercero. Es que hay personas que no parecen darse cuenta de que comparte este planeta con otros y hacen, sencillamente, lo que se les da la gana.

Los hay en diferentes esferas: familiar, laboral, vecinal pero todos tienen algo en común, la indiferencia y la falta de conciencia en su accionar.

En algunos casos esto es todavía peor y hasta existe conciencia del perjuicio. Los más, por suerte, solamente son descuidados o distraídos.

Cuestión que hace tiempo que pienso en cómo interactuar con estas personas tan distitnas a mí para ver si puedo hacer que tomen conciencia de sus actos y como consecuencia modifiquen su conducta. El asunto es que se me hace difícil ser amable por la indignación que me gobierna ante tal suceso. Aunque me pregunto ¿debo ser amable con alguien que no lo es conmigo y los demás? Tal vez la respuesta sea no pero considero que serlo pone la vara más alta. Es superador. Porque si mi acción hacia esa persona se tiñe de desprecio difícilmente logre una buena predisposición al cambio.

Con lo cual debo concluir que lo mío es mero interés maquiavélico. Pero bueno. Todo sea por un mundo un poquito menos antipático.

Ahora bien, ¿cuáles son algunas de las cosas que creo que deberíamos cambiar? Aquí la lista y las razones para ser incluidas en la misma.

  • Dejar el auto en la cochera de otra persona: aunque suponga que voy a tardar 2 minutos, puede que en esos 2 minutos la persona deba salir o entrar su auto y yo lo molesto. Además nunca se tardan 2 minutos. Y ante la lógica de "bueno, que espere, son solo 2 minutos" pregúntese cómo se sentiría usted si le pasara eso en su casa. Una vez con una persona, con varias personas diferentes al día.
  • Dejar el auto en doble fila: entorpece la circulación. Dé una vuelta manzana o dos. Creo que hasta va a gastar menos nafta que si se queda detenido con el motor en marcha y no va a molestar a nadie. No, tampoco al que estaba estacionado y quiere salir y no puede porque dejó el auto ahí. Ni hablar si lo dejó en doble fila y se fue.
  • No levantar la caca de su perro: además de ensuciarle la vereda a alguien que no tiene porqué encontrarse con eso ahí, usted le amargará el día a alguien que lo pise distraido. Es cierto, a veces son los perros callejeros los que los dejan. Pero poner uno más no ayuda a resolver el problema, más bien todo lo contrario. 
  • No cambiar el bidón de agua del dispenser: usted puede pensar qué es un vivo bárbaro pero sepa que más allá de posponerle unos minutos el vaso de agua a su compañera/o de oficina, genera resentimiento contra el anónimo que no lo hizo. Tal vez un día otra persona no lo haga por única vez y la vean y crean que lo hace siempre.
  • Arrojar papeles en la calle: no hay excusa válida para hacer esto. Todos tenemos bolsillos o una mano para guardarlo hasta el próximo tacho que no suele estar a más de 200 o 300 metros. Incluso menos en Capital. 
  • Escuchar música sin auriculares: el sonido es invasivo y molesto. No hay manera de no escuchar, como no hay manera de no oler algo. Si a usted le gusta su música eso está muy bien pero no tiene por qué musicalizar el lugar o medio de transporte. Si le gusta eso vaya a trabajar de DJ.
Estas son solo algunas. Era para ejemplificar. Ahora bien, ¿qué propongo? La creación de un escuadrón de policía conductiva. O sea, educadores sociales que enseñen, corrijan y sancionen las actitudes que no tienen en cuenta al otro.

¿Multas?
Sí, también multas. En algún caso podría ser una sanción económica y con eso financiar por ejemplo la instalación de tachos de basura, o de cursos de educación y convivencia.

Pero lo mejor sería poder lograrlo porque cada uno se plantee "¿puedo joder a alguien con esto que hago?". ¿Mucho pedir? No creo, es cuestión de pensar.


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