Ni idea dónde voy pero seguime

lunes, 9 de enero de 2012

El mortero

El viaje a Europa había estado bien. Recorrimos bastante y nos trajimos unos souvenirs. Teníamos un mortero en la mochila. No pensamos que podría ser un problema pero así fue. No nos dejaban embarcar con él así que fui a ver si alcanzaba a despacharlo. El vuelo salía en 10 minutos. Ella subió al avión. Yo me fui a solucionar el tema. Miré unas cosas del Free Shop y seguí. Volví, pasé y la chica de la aerolínea me decía que me apure. Corrí, casi me caigo, apoyé la mano y me levanté. Salté una valija -no llego- esquivé un ponja y pasé entre un enjambre de ojos atónitos.

Entré en la manga, corría y corría, me quedaba sin oxígeno. Llegué al avión y busqué mi asiento. 12A, perfecto, ya estaba cerca. Cerraron. Antes de llegar a mi asiento todo se volvió negro y sentí que me desvanecía.

Cuando me desperté estaba acostado en 3 asientos y una azafata me hablaba en un idioma que no entendía. Me incorporé, tomé un poco de agua y miré a mi alrededor. Fui hasta mi asiento y en el camino me llamó la atención que había muchos chinos. Raro, pensé, ¿habrán ido de excursión y ahora vuelven a Buenos Aires? Ella no estaba en el 12B. ¿Estaría en el baño? Seguro. Pero no estuvo conmigo desmayado. Me senté. Esperé. 

Pasaron 10 minutos y vino. Me tocó el hombro y le quería contar lo que me había pasado pero cuando giré noté espantado que no era ella. En su lugar había una mujer de 1,80 metros, pelo rubio corto y ojos pintados de verde. Fácil pesaba 150 kilos. Supuse que estaría en otro asiento así que empecé a buscar, pero no la encontré. Llamé a la azafata mientras mi compañera de asiento me hablaba en un idioma que no entendía. Parecía sueco (aunque confieso nunca lo escuché). Llegó la azfata. También era china. Le pregunté si estaba todo bien y me dijo que sí, que el vuelo llegaría a Shangai dentro de 6 horas tal como estaba previsto. Se me erizó la nuca. ¿Shangai?

Miré su distintivo y no era de Aerolíneas. El avión estaba lleno de chinos. Y yo estaba en viaje a China, sin quererlo, sin mi novia y confundido. Recordé el pasillo, la caída, la manga que vi de refilón mientras esquivaba al ponja y entendí todo. Me había metido en otro avión.

No podía hacer mucho más que esperar a aterrizar y tratar de volver. ¿Quién no se pasó con el bondi alguna vez?

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