Era un trámite simple. Demora 30 minutos según informa en su sitio web la Dirección de Tránsito de San Isidro. Llegué temprano, enero, no debe haber mucha gente. 7:54, ¿quién se va a levantar hoy para renovar el registro?
Yo no tenía que renovarlo, solo pedir un papel que certifique que mi registro es legal, para renovarlo en Capital. La cola era de poco más de una cuadra. Un guardia al mejor estilo boliche te mandaba al final. Parece que no cambió mucho en 5 años. Bah, hay motitos eléctricas para los agentes de tránsito. Ojalá sea rápido el trámite.
Tuve tiempo para observar cosas simpáticas que ocurren. El viejo de mantenimiento que sale de contramano en bicicleta (recuerden que es la Dirección de Tránsito). Los empleados que aunque anuncien que comienzan 7:30 no abren hasta las 8 (esa media hora es clave para limpiar el auto y charlar entre ellos). Un auto que espera a un tramitante detenido en zona reservada para discapacitados y además tapando la rampa de la esquina (el chico que maneja no tiene oblea de discapacitado en su auto). Uno de bigotes que habla con otro y putea porque la hija se llevó 3 materias y no se puede ir de vacaciones. Gente que cuenta que dan números pero si es muy alto tenés que venir otro día. Uno al que se le venció el registro el lunes y era feriado y no sabe si tiene que rendir todo el examen. El que te cuenta que antes costaba menos y había poca gente.
Más o menos a la hora de estar parado y de escuchar las típicas quejas, me tocó pasar. -No, solo 4, esperá- me dice el tipo menos amable del universo. Llega gente a buscar sus licencias ya tramitadas, esos pasan. Viene otro a hablar con Jésica, también pasa. Y viene otro que pide hacer lo mismo que tengo que hacer yo. -Pasá y andá allá- le dice el guardia. "Eh, yo tengo que hacer el trámite también". Bueno, pasá, me dice el guardia.
Entro. Me hacen colaborar voluntariamente con los bomberos voluntarios. Después me mandan a la caja a esperar a que me llamen. Hay un solo cajero. Trabaja lento y con pausa. Viene otro, buenísimo, va a ser más rápido. Cajero 1 se levanta y desaparece. El señor de la entrada trae mi trámite y el del que llegó junto conmigo. Cajero 2 tipea con los índices. Recibe trámites y saluda a todos los que pasan. Entran dos canas y le dan la mano.
Espero 5 minutos y miro ese lugar que se quedó en los 80. Gente de mal humor, que no sabe qué tiene que hacer, que no consigue fotocopiadora porque es enero y que va a llegar tarde al trabajo. Y miro a los que trabajan ahí, acomodados entre los engranajes del sistema burocrático que le hace mal a todos y pienso, ¿cómo vive la gente que trabaja así?
Enfrente está el cementerio.
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